Las noticias que nos llegan a las redacciones acerca de lo que ocurre en los geriátricos españoles es como para echarse a temblar. Moncloa se aprovecha de lo difícil que resulta el contraste, dado que las residencias de ancianos están cerradas y no es posible contrastar ni comprobar nada.

En las residencias de ancianos españoles se ha vivido una tragedia. El coronavirus se ceba en los débiles, sobre todo en los mayores y algunos asilos se convirtieron en morgues. Cundió el pánico entre los cuidadores -no en todos, ciertamente, dados los resultados- y muchos ancianos fueron abandonados a su suerte. Recuerden que una persona de más de 80 años suele necesitar de los demás para su higiene, para comer, descomer, acostarse, además de los tratamientos médicos que prácticamente todos ellos tienen y que no siempre son sencillos.

La nueva ocultación del Gobierno: la situación real en las residencias de ancianos

No hemos tratado bien a nuestros mayores. En otros países, como en Holanda, sencillamente les han abandonado. La moral anglosajona y protestante tiende a guiarse más por la eficacia que por el bien. Los españoles somos católicos y eso impone el deber de ayudar al débil, independientemente de cuánto le quede vida, porque tanto el bebé de 1 mes como el anciano que ronda los 100 años son, ambos, hijos de Dios.

Ahora, con una caradura digna de… Moncloa, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, nos encarece la enorme preocupación que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, siente por los ancianos, las grandes víctimas del coronavirus ¡Pues sí que ha actuado pronto! La mortalidad en residencias ha sido feroz y la desatención a los geriátricos… ni la conocemos, pero la tememos. De algo estamos seguros: muchos han muertos asfixiados, en soledad… quizás hambrientos.

Para un católico, un bebé de un mes o un anciano de 100 años son, igualmente, hijos de Dios

Por otra parte, nacionalizar las residencias no es la solución. Como si el hecho de que los cuidadores sean funcionarios significa que a los ancianos se les vaya a tratar con más cariño… que es, precisamente, lo que necesitan.