• Pero sí, el estamento judicial se está burlando a gusto con el PP.
  • Y solo hay algo peor que la corrupción: la regeneración postiza.
  • Es decir que hemos pasado de la corrupción a la difamación.
Decíamos ayer martes que Cristina Cifuentes (en la imagen junto a Rajoy) había matado a hierro a varios de sus compañeros del PP y ahora tomaba de su propia medicina: ¿No bastaba el asomo de imputación para verse obligado a dimitir? ¿No bastaba la sombra de la sospecha para acabar en presidio? Pues a dimitir Cristina Cifuentes que la UCO (¡Qué locura de división policial!) te acusa y, por tanto, has caído presa de tu propio fariseísmo. Pero miren por dónde, ahora es el mismísimo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien sigue pendiente de los presuntos sobresueldos en negro cobrados en el PP, y que ahora se ve obligado a comparecer como testigo en la Gürtel (¡Qué nombre más estúpido!) y tendrá que compadecer físicamente. Es decir, rodeado de cámaras, con pena de telediario. Mofa y escarnio de viandantes y televidentes. El estamento judicial se está vengando del PP y de Mariano Rajoy. Con razón o sin ella, pero se está vengando. ¿Y todo esto es justo? Naturalmente que no. A ver si nos entendemos: hay que acabar con la corrupción que no es honrada, molesta un poco y ofende un mucho. Ahora bien, en España, a ningún político le interesa un pimiento acabar con la corrupción. Para ellos es materia prima de trabajo que arrojar a la cara de sus adversarios, nada más. Esta regeneración postiza que vivimos en partidos como Podemos o Ciudadanos es tan grave y tan cínica como la corrupción del PP o del PSOE. No sólo eso, es que hemos pasado de la corrupción a la difamación, cuando no a la calumnia. Porque, en efecto, se están mezclando verdaderos casos de corrupción, insufribles, con chorradas manifiestas pero que se escriben con letras mayúsculas para provocar más expectación mediática. Rajoy permitió que a Rato le detuvieran bajo las cámaras de televisión, cogotazo incluido, que habían enviado -aunque ellas lo niegan-  su vicepresidenta Soraya y la jefe de Gabinete de esta, María Pico. Pues bien, ahora los jueces le hacen pasar el bochorno de acudir a declarar, como testigo, a la Audiencia Nacional, abriéndose paso entre las cámaras. La verdad es que, en calidad de testigo, Rajoy podría ser llamado a acudir todos los días a algún juzgado, en persona. Eulogio López eulogio@hispanidad.com