La Asamblea Popular ha aumentado su gasto militar en un 6,8%. Considerando que el gasto militar de la tiranía de Beijing se eleva a 180.000 millones de euros y que ha sido el año del Covid, el proyecto militarista del venenoso tirano Xi Jinping representa todo un órdago a Estados Unidos, ahora presidido por el débil y somnoliento Joe Biden.

Veámoslo así: sólo el ejército norteamericano supera al chino, no en efectivos pero sí en armamento, y todo indica que Jinping, una vez neutralizado Trump y frente al ex prochino Biden, que aún sigue viviendo en la Guerra Fría y piensa que su enemigo es Moscú, se prepara para lanzar una acometida, a ser posible en el Mar de China, contra Estados Unidos.

En resumen, la amenaza china es ahora mayor que nunca, no porque China sea más poderosa, sino porque Estados Unidos vive un proceso de suicidio colectivo, similar al de los años setenta del pasado siglo, con un presidente en la frontera misma de la senilidad y una vicepresidenta, llamada a sucederle, que es una progre de cabeza hueca, enamorada del Black Lives Matter (BLM) y para la que la mitad de los chinos -las mujeres chinas- son amigas por razón de género, y el verdadero enemigo no es Xi Jinping, sino Donald Trump.

Pekín, por vez primera desde el nacimiento nacimiento de la República Popular China, en 1949 se atreve a enfrentarse directamente a Estados Unidos y Formosa (Taiwan) puede ser una asunto tan bueno para provocar como cualquier otro. Ya doblegaron a Reino Unido en Hong Kong y ahora pueden hacerlo con Washington en Formosa.

Esa es la primera conclusión de la Asamblea Nacional Popular, los 3.000 delegados reunidos en Pekín estos días para ratificar lo que proponga el líder, Xi Jinping.

Un salto cualitativo en la diplomacia internacional realmente peligroso. Insisto, no por China, sino por la reacción del Occidente ante el órdago chino: mirar hacia otro lado, como lleva haciendo con la mayor y mas peligrosa tiranía del mundo desde que comenzara este siglo.