Dice María Jesús Montero, 'Marisú', esa mujer con gracia, capacidad de venta, salero por arrobas y don de bilocación que, para el problema catalán (¿se acuerdan de cuando Cataluña era una región de España y no un problema de España?) se precisan fórmulas “imaginativas”. ¡Ay madre!, que la ministra de Hacienda posee, además, una imaginación desbordante.

Reunión del miércoles 26. Verá usted, señor Sánchez, si humillarse ante los indepes sirviera para encauzar la situación yo aplaudiría. Pero me temo que la clave del problema catalán está en el narcisismo indepe: siempre en el proscenio hasta la locura, hasta el infinito y más allá.

El lema del segregacionismo podía ser ese: que se hable de mí aunque sea bien. Por tanto, mucho me temo que no se va a arreglar nada porque no hay nada que arreglar. Con personajes como Puigdemont o Torra simplemente no se puede ceder porque ni ellos mismos saben en qué hay que ceder ni cómo se darían por satisfechos. Lo único que pretenden es ser la novia en la boda, el niño en el bautizo y el muerto en el entierro.

Pero 'Marisú' lo explica mejor que yo: soluciones “imaginativas”. ¿Comprenden?