• Los problemas sin solución dejan de ser un problema para convertirse en una guerra.
  • El narcicismo nacionalista, incluido Durán, pide que los españoles hagan una propuesta atractiva para los catalanes.
  • Pero es que los españoles, no Rajoy, ya no van hacer ninguna. Y eso sí que es un problema.
  • Nada va a pasar en Cataluña, salvo lo que ya ha ocurrido: una sociedad rota en un ambiente guerracivilista.
A los nacionalistas catalanes les encanta que toda España viva pendiente de ellos. Es, en verdad, su principal motivo de actuación. Al mismo tiempo, y me remito a Duran Lleida, los catalanistas no independentistas continúan afirmando que para solucionar el problema independentista hay que ofrecer una solución atractiva para Cataluña. Pero, naturalmente, no la propondrán ellos, porque con el corazón ya están en la independencia aunque no tengan claro en qué consiste, sino que debe promoverla el resto de España. Es la concepción narcisista y un poquito ególatra, de que los catalanes somos un premio para el resto de España, país lamentable, incapaz de valerse por sí mismo. Por tanto, si quieren que aceptemos seguir en España tienen ustedes que mimarnos, que hacer una oferta atractiva que nos haga tragar la píldora. Pero ambas cosas son incompatibles, porque la reacción de 'Juan Español' es cada vez más clara: si tanto asco te doy tú también me lo das a mí, así que vete a freír espárragos. Y la otra resolución, asimismo lógica, es la siguiente: te quedas donde estás, aunque sea atado a la pata de la mesa. Porque insisto, lo importante no es lo que pueda pasar en Cataluña, que no va a pasar nada. Lo importante es lo que ya ha pasado: una sociedad fracturada en un ambiente guerracivilista. Por tanto, yo creo que la petición de Durán Lleida era válida hace dos años cuando todavía imperaba la razón y ahora no sólo vamos al choque de trenes, vamos a la batalla. Y yo que he sido un entusiasta del pacto entre Madrid y Barcelona, empiezo a creer que el choque de trenes no es tan malo o que, al menos, es la única solución posible. Porque mi impresión es que, a estas alturas, ninguna opción de Madrid será aceptada en Barcelona. Por lo tanto, todo el mundo quieto, parado. Un problema que no tiene solución deja de ser un problema para convertirse en una guerra. Ganará el más fuerte. Es triste pero es así. Y lo más grave de todo es que pudo evitarse. Y también es grave que gracias a Artur Mas, Rajoy puede repetir como presidente del Gobierno. Eulogio López eulogio@hispanidad.com