Si de algo presume el independentismo catalán es de que se trata de un movimiento pacífico. Y este es el problema, que el pacifismo suele terminar en anarquía… y en anarquía violenta y mental.

Insistimos en el mismo ejemplo. El líder pacifista Mahatma Gandhi provocó la descolonización más sangrante de la historia moderna.

Y también anarquía mental. A día de hoy, ya nadie sabe qué demonios quiere la Generalitat catalana. Y otra cosa más: la independencia les produce vértigo. Es más, no se lo creen y les da miedo creerlo.

Y el pacifismo siempre suele terminar en anarquía violenta y anarquía mental. La mental, ya la tenemos

El problema ahora en Cataluña es que ya no se sabe ni en qué postura está cada cual. El independentismo se he quedado en mero narcisismo y ya no se sabe qué defienden. La independencia real les produce vértigo más a los separatistas inteligentes que a los de mente débil. Es más: tengo seria dudas de que los líderes independentistas realmente quieran la independencia.

Sin embargo, su narcisismo les hace seguir en la brecha. Nunca lograrán la independencia de Cataluña, pero sí que toda España continúe pendiente de ellos. Para apostrofarlos, naturalmente, pero ellos siempre en el proscenio.