• Pérez-Maura, de ABC, se rasga las vestiduras: Cifuentes es la buena, Casals y Marhuenda, los malos.
  • Pues mire usted, don Ramón: la situación más honorable es que cuando editores y políticos se amenazan, chantajean y golpean.
  • El problema moral es cuando se pasan la mano por el lomo y hablan de legitimidad democrática.
  • Con tanto ensañamiento, lo que ocurre es que los corruptos son malos, pero los regeneradores son peores.
  • En cualquier caso, Pérez-Maura: no vale pisarle la cola al león después de muerto.
El periodista Ramón Pérez-Maura (en la imagen) ha escrito un artículo en el diario ABC, donde arremete contra el editor de La Razón y el director del diario, Francisco Marhuenda. Sí, es verdad. Mis amigos Mauricio Casals y Francisco Marhuenda, presidente y director de La Razón, no debieron decir estas cosas… que hubiéramos dicho cualquiera en su lugar, convencidos de que no teníamos el teléfono pinchado. Pero tanto rasgado de vestiduras en la llamada Operación Lezo, sorprende. Para entendernos, los fariseos de ahora mismo han decretado que Cristina Cifuentes (sí, Pérez-Maura, aunque asegures que no es santa de tu devoción), al que todo el PP se ve ahora en la obligación de alabar, es la buena y el resto de aguirristas, madrileñistas, gallardonistas y zaplanistas, son los malos muy malos. Por pura casualidad, resulta que son los nombres de quienes han taponado el ascenso de Cifuentes. La misma que, por cierto, lleva desde principios de siglo, también como colaboradora del hoy encarcelado Francisco Granados, como responsable de que nadie hiciera nada malo en el PP madrileño. Al parecer, su tarea fue un éxito. El delator nunca es querido, sobre todo cuando delata, no por un noble afán de regeneración política, sino en beneficio propio. Y ahora pasemos a la acusación concreta de Ramón Pérez-Maura a Casals y Marhuenda que no es otra que la de chantaje a Cifuentes y a su responsable de imagen, doña Marisa. Y, en efecto, no debieron decir que les iba a echar encima a todos los medios de Atresmedia. Y conste que, como en lo de 'zorra' de Marhuenda, no valoro la palabra ni la décima parte que los hechos. Porque es el lenguaje habitual entre editores y políticos precisamente en la situación más honorable de todas: cuando se tiran los tratos a la cabeza. El peligro para la moral es cuando se llevan bien. Porque el hecho es que Cifuentes ha sido extraordinariamente bien tratada por los medios de Planeta. Pero dime, Ramón, ¿no deberías dedicarle una décima parte de las líneas que dedicas a tus colegas Casals y Marhuenda de profesión sus chantajes, a la chantajeada Cristinita? Primero, analicemos su actuación. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes descubre que alguien ha metido la mano en la caja en el Canal  de Isabel II. ¿Qué es lo primero que hace? Enviarlo al fiscal; ¿qué es lo primero que debía hacer? Pues hombre, todo parece indicar que lo primero sería realizar lo que hoy llamamos una auditoría interna y ver el alcance del mal. El alcance para la compañía. Luego, si la auditoría confirma el resultado esperado, se dirige uno al Edmundo o al Ignacio de turno y se les obliga a devolver hasta el último euro y a desfacer el entuerto. Es decir, Cifuentes debió moverse en el ámbito que le es propio y para el que fue elegida: el administrativo. En definitiva, Cifuentes debía haber abierto a González y Edmundo un procedimiento administrativo sancionador. O sea, en el ámbito político. Pero vamos a suponer que el González de turno prefiere el escándalo. Pues entonces sí, Cifuentes, es decir, el Canal de Isabel II, debía denunciar los hechos en el juzgado. Y, al mismo tiempo, debe comunicarlo al Partido para que repruebe a González y a sus amigos, les expulse y, les aleje de cualquier cargo público. Vamos, la responsabilidad política. Y, de postre, Ramón, al mismo tiempo, en el rifirrafe entre medios de comunicación y políticos, Cifuentes aprovecha para querellarse contra La Razón. Así, no sólo se impone a sus competidores políticos sino que quema a un medio a favor de otros (por ejemplo del tuyo, Ramón). ¿Verdad Ramón que Cifuentes podía haber hecho otras muchas cosas antes de alimentar al juez Velasco mediante la remisión a la Fiscalía? ¿Verdad que sí? Eso probaría su rectitud de intención. Te recuerdo que esta misma señora también remitió al fiscal al director del colegio Juan Pablo II de Madrid. A lo mejor no has leído la razón por la que lo hizo: la carta que el director del colegio, Carlos Martínez, envió a los padres para explicarles que no pensaba enseñar homosexualismo a sus hijos. Es decir, que no pensaba cumplir la aberrante norma promulgada por Cifuentes. ¿Y sabe usted, don Ramón, lo que hizo doña Cristinita? Lo mismo que ahora: enviar al fiscal al director del Colegio, todo un delincuente. En definitiva, don Ramón, que, como Julio César, ha corrido usted presuroso en socorro del vencedor, Cifuentes. Y con toda tu mala uva has hecho leña del árbol caído, que en este caso son Mauricio Casals y Paco Marhuenda. Remember: Casals y Marhuenda han cometido un error, pero Cifuentes y Marisa González son un error. Pero, claro, es más cómodo atacar al débil y pisarle el rabo al león después de muerto. Por cierto Casals y Marhuenda han sido absueltos. Pero hablábamos de justicia, no de la Administración de justicia, ¿verdad? Así que todo lo anterior es tan válido antes como después del fallo. Eulogio López eulogio@hispanidad.com