Informa Aciprensa. El cardenal Robert Sarah, que hasta hace pocas semanas fuera prefecto de la Sagrada Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los sacramentos ha enviado una carta al Papa Francisco. En ella le pide al pontífice que anule la norma de la Secretaría de Estado, que lidera Pietro Parolin por la que se prohíbe oficiar misas en los altares laterales de la Basílica de San Pedro. Según Parolin, ello podría atentar contra el respeto al Sacramento. Sarah, con todo rigor, responde que la piedad y el respeto en una Misa dependen del oficiante y de los asistentes.

Vamos que Parolin quiere menos eucaristías y Sarah y otros quieren más.

Decir esto en plena pandemia tiene su enjundia, dado que la primera reacción fue cerrar Iglesias, a veces a inciativa de la propia jerarquía y suprimir la Eucaristía.
Ahora bien, sin Eucaristía no sólo la Iglesia no funciona: lo que no funciona es el mundo.

Además, es una buena idea porque cerrar iglesias con la excusa del Covid es la primera etapa para cerrar la Iglesia. El catolicismo, no lo olviden, es una religión social.