El hombre no puede calibrar ni lo muy grande ni lo muy pequeño. Por tanto, ante el cambio climático, lo más lógico -que no lo más cristiano- es confiar en Dios.

Sí. Verán: el hombre no puede calibrar ni lo infinitesimal ni lo sideral. No puede, sobre todo, ponderar unas magnitudes y unas ecuaciones que pueden generar un resultado u otro. Tampoco puede calibrar el tiempo, ese factor transversal que opera sobre lo muy grande y lo muy pequeño.

Hasta las predicciones científicas sobre el cambio climático, el calentamiento global y otros desastres son por aproximación y ‘según depende’.

Todo el mundo está dispuesto a aceptar cualquier norma, por muy majadera que sea, si su objetivo es “salvar al planeta”

Por tanto, no lo más cristiano, sino lo más lógico, es confiar en la Providencia, que sí es capaz de hacer estos cálculos, porque Dios no creó el mundo, lo crea a cada instante de un tiempo que nació con el espacio. O si lo prefieren en verso (de Santa Teresa de Jesús): “Juntáis quien no tiene ser con el Ser que no se acaba”. 

Optar por confiar en Dios ante los nuevos profetas del Apocalipsis es un mecanismo de defensa, no ciego, sino brillante: que no le amarguen la vida.

Y también porque el apocalipsis climático está creando una tiranía globalLos ‘negacionistas’ serán condenados pero también aquellos que se atrevan a negar las conclusiones oficiales, y variables, que en cada momento la autoridad del Nuevo Orden Mundial (NOM) determine. Tiranía, también porque las voces discrepantes son condenadas al silencio o a la injuria, las dos armas favoritas del pensamiento único que impone el NOM.

El hombre no puede calibrar ni lo muy grande ni lo muy pequeño. Así que lo más lógico, que no lo más cristiano, es confiar en Dios

Otrosí: la nueva religión ecologista se empeña en señalar al hombre como culpable del calentamiento global... cuando lo cierto es que cualquier incidente natural trastoca todos los cálculos y, además, tiene más influencia en un día que lo que la humanidad pueda provocar durante años.

Y lo más grave de todo: se ha creado un Estado de ansiedad, sobre todo en Occidente, en el que todo el mundo está dispuesto a aceptar cualquier norma, por muy majadera que sea, si se trata de “salvar al planeta”.

¿Ven como resulta mucho más sencillo, más inteligente, y más eficaz, confiar en la Providencia?