Ocurrió en Manacor (Baleares). Una mujer asesina a su pareja masculina (33 años) a cuchilladas, delante de sus tres hijos. La noticia se ofrece con sordina.

Le mató a cuchilladas, pero como el muerto era su esposo, o pareja masculina, no se ha guardado ni un masónico minuto de silencio por la víctima. No ha salido el alcalde decretando un día de duelo, ni Francina Armengol, la presidenta socialista de la comunidad autónoma de las Islas Baleares, a lamentar tan espantoso y criminal suceso. No ha habido concentraciones silenciosas para mostrar la repulsa total ante la lacra y en el Instituto de la Mujer habrán pensado que la señora actuó por miedo insuperable. Probablemente, terror psicológico, que le llevó a un momento de enajenación mental. Ninguna mala intención, ninguna maldad: sólo un momento de insania, naturalmente transitoria.

Además se trataba de un ecuatoriano. Sí, porque el feminismo de doña Irene Montero tiene, además, un cierto tufo racista. Por lo menos, antihispano, que ya se sabe que todos los hispanos son unos machistas que todavía emanan las enseñanzas de los misioneros españoles. Recuerden: para una podemita, nada más machista que la Iglesia católica.

Pero, con resultar pitorreable, esto no me basta. No me conformo con decir, como asegura Macarena Olona, de Vox, y aunque en este caso ande cargada de razón, que la violencia no tiene género. No se trata de apostar por un feminismo bueno contra el feminismo malo de las majaderas del Ministerio de Igualdad. Se trata de denunciar que el feminismo es aún peor que el machismo… porque realmente lo es. Igual no: peor, muchísimo peor.

El feminismo está detrás del aborto, ergo es mucho más criminal que el machismo

Y no basta con la retorcido argumento de que la mujer mató al varón a cuchilladas… pero no es crimen feminista. De hecho, para el discurso cultural imperante, los crímenes feministas son, como Supermán, un ente de ficción. Y se quedan tan anchas.

No, hay algo mucho más grave: el feminismo resulta mucho más criminal que el machismo porque está detrás del aborto. Lamentable hay más mujeres asesinadas por sus parejas que varones asesinadas por las suyas, pero son cifras irrisorias, frente a los abortos quirúrgicos -del aborto químico mejor no hablar- que el feminismo defiende… ¡como un derecho! Sí, el derecho de una madre a asesinar a sus hijos en sus propias entrañas… que tiene bemoles la copla.

Además insisto: la explicación de la violencia de género no se debe a la sociedad patriarcal ni otra tontunas como esa. Simplemente, cuando en una pareja el amor -la entrega- se convierte en odio, cada sexo utiliza sus mejores armas para hacer daño al otro: el varón, la fuerza bruta. Ergo, la culpa de la ‘lacra’ no radica en la sociedad hetero-patriarcal -cuánto les gustan a las feministas las palabras largas- sino el desamor en tanto matrimonios y familias. Eso sí que es un lacra.

Otrosí. De acuerdo: en el aborto intervienen dos verdugos -él y ella- y una víctima -el nonato-. Total, tres. Pero es el feminismo quien eleva el asesinato del ser más inocente y más indefenso -el concebido y aún no nacido- a la categoría de derecho humano… de la mujer. El varón no cuenta.

Aunque el aborto sea cosa de tres, el feminismo es el autor intelectual de la gran masacre de nuestro tiempo

Por tanto, sí, el feminismo es el autor intelectual del aborto. Y el aborto es una lacra de grandísimas proporciones, la más grave de nuestro tiempo después de la blasfemia, comparada con la cual, la llamada violencia machista es una gota de agua en un océano.

Para rendir homenaje a millones de vidas truncadas -eso sí que es invisibilidad- se necesitan muchos días de silencio y, sobre todo, rezar por las llamadas dos víctimas -más bien tres- del aborto: el niño y la madre que le mató o que permitió que le matarán. Pero culpable sólo es la madre.