El violador de la Verneda (Barcelona) sale de la cárcel. 20 años en prisión por 17 agresiones sexuales. Dicen que no está rehabilitado y que volverá delinquir. Y parece probable.

Mientras, toda la demagogia del mundo se ha centrado en la sentencia sobre La Manada, convertida en el asunto del año y en la nueva punta de lanza de un movimiento feminista cada día más irracional.

Hemos creado el sexo sin procreación y la procreación con sexo

La violación es una aberración, además de una cobardía, siempre injustificable. Ahora bien, tenemos una sociedad hipersexualizada y pornográfica, donde hemos separado sexo y amor y sexo y procreación. Entonces, ¿qué esperábamos?

Pues lo lógico, inadmisible pero lógico, es que el hombre trate de utilizar a la mujer y la mujer al hombre. Y cada uno emplea sus armas. El varón, la fuerza bruta.

Y equiparar sexo a donación, a amor, puede provocar grandes carcajadas en muchos ambientes

No sólo eso, la mujer también hace sexualidad con su vestimenta y sus palabras y actitudes. Por lo de siempre: el sexo masculino es fisiológica y psicológicamente emisor, mientras que la mujer es fisiológica y psicológicamente receptora. Ni el hombre es mejor que la mujer ni la mujer que el hombre: son espléndidamente distintos.

Las mujeres dicen de algunas actrices pornógrafas que deberían ser más solidarias con las demás. No dicen más puras, ni tan siquiera más limpias, sino más solidarias con las demás. Parece claro a qué se refieren.

Total, que cada sexo trata de utilizar al otro. Vamos bien

El sexo es, como el amor, donación y apertura a la vida. Si no es entrega se convierte en una especie de escozor, donde él utiliza a ella y ella a él… según quieren o pueden.

En cualquier caso, resulta repugnante pero ¿de qué nos extrañamos?