• En Cuatro TV, un reflejo de España: nos contaron la tragedia del perro abandonado por sus dueños en su propio piso.
  • Pero todavía hay justicia en el mundo: los muy canallas serán acusados… por lo penal.
  • ¡Que les fusilen al amanecer!
  • Y esto contado por el mismo canal y el mismo conductor que nos habla del derecho al aborto.
El muy progresista informativo de tarde del canal de TV Cuatro (grupo Mediaset) exhibió el pasado martes una pieza de alto valor dramático. Tratábase de un perro -me gustan los perros cuando hacen de perros- al que unos dueños inmisericordes habían dejado solito en el piso. El chucho, que debía ser un poco lelo, se enredó entre los barrotes del balcón, y se quedó colgado, medio fuera medio dentro. Asustose el animal y empezó a emitir gemidos tan desesperados como molestos. Al momento, una multitud comenzó a racimarse en la calle, mientras alguien filmaba con el móvil la tragedia. Muy duro. Las mujeres chillaban y un alma pura aseguraba a las cámaras: "Esto es el acabose". El animal, si sería estúpido, se inclinaba peligrosamente hacia el vacío y como la ley de la gravedad sigue funcionando, a pesar de la pega de Einstein a Newton, la mascota calló desde el cuarto piso. Se llevó, claro, porque un alma pura -otra más- había abierto un toldo y una tercera alma, igualmente pura, había desplegado una piscina hinchable, de niños y, entre lo uno y lo otro, el animalito salió ileso. Cuatro no pierde ripio: tras contarnos la indignación del vecindario por el abandono de la pobre mascota (insisto por si no lo han cogido, los muy canallas habían dejado al can solo en casa) se trasladaron -¡qué despliegue de medios-! hasta el cuartelillo de los municipales donde un guindilla, aguantándose la risa con mucha elegancia, dio el parte médico: -Pues el animal estaba caliente… quiero decir que tenía una temperatura corporal elevada y bueno, pues le dimos agua y… ya está. Estaba bien -concluyó, con la satisfacción del deber cumplido y el tiempo perdido. Se detuvo a tiempo, justo cuando iba a decir que le habían propinado un puntapié en los cuartos traseros al 'hoío' perro, que les habrá dejado la oficina llena de pelos y babas, pero un buen guindilla sabe cuándo hablar y cuándo callar. Además, son unos egoístas y prefieren reír a solas contemplando la idiocia humana. Y al final, el intrépido reportero de la gran tragedia "que está vez terminó bien"- con el perro más idiota de las Españas vivito y coleando, dictaminó las terribles palabras (y esto sí que me parece preocupante): a los dueños se les va a arrebatar la custodia del animalito y pueden verse inmersos, no es coña, en una causa penal por abandono de bicho. Abandono, nada menos que en su propia hogar. ¡Cuánta crueldad! En 'sirio', procedimiento penal. ¡Canallas! Habían dejado solito al chucho y con el balcón abierto, en pleno julio madrileño. Y el noble perro, como era imbécil, se cayó desde el cuarto piso. ¿Y si le hubieran cerrado la terraza para que no se precipitara abajo, el muy necio? Pues más peor: causa penal, retirada de custodia y fusilamiento al amanecer, pues el pobre bicho podía haber muerto asfixiado por 'la caló'. Y a todo esto, el conductor del espacio, Miguel Ángel Oliver, impasible el ademán, ratificando con mucha seriedad, el carácter dramático de la salvación del bicho. Es el mismo presentador al que he visto hablar del derecho al aborto, como si se tratara de un obviedad que sólo un cavernícola pudiera cuestionar. Porque en la España del siglo XXI nos hemos vuelto tan delicados que podemos matar al niño pero no abandonar al chucho. Lo cual no significa que caminemos hacia la necedad: significa que hace mucho tiempo que estamos instalados en ella. Eulogio López eulogio@hispanidad.com