Claro que existen noticias falsas, e incluso noticias falsas interesadas.
Lo que me preocupa es la hipocresía de los presuntos luchadores contra las noticias falsas, generalmente el poder político y los grandes editores -los señores de la prensa- que, con la excusa de luchar contra las noticias falsas, imponen la censura a los pequeños, a los independientes.

Internet rompió el oligopolio de los grandes multimedia, del poder informativo, siempre aliado con el poder político y con el económico. Ahora, políticos, editores y demás oligarcas, pretenden rehacer ese oligopolio, pretendidamente pluralista, para imponer el pensamiento único, por lo general llamado "progresista".
Y quien se salga de lo políticamente correcto es un peligroso "fake news".
Los medios independientes, incluso los blogueros, pueden ser menos rigurosos -tienen menos medios- pero son más sinceros.
Ya saben: cuanto más cerca del peligro más lejos del daño... pues cuanto más cerca del rigor más lejos de la verdad.

La pretendida lucha contra los falsas noticias no es más que un intento de imposición del pensamiento único por la vía de lo políticamente correcto. Y quien se aleje de ese pensamiento, es un fascista.
Por ejemplo, en el siglo XXI nada más políticamente incorrecto que lo cristiano. Por tanto, todo católico es un ultra. Y el que se atreva a discrepar está incurriendo en una ‘fake news’.

Y el primer enemigo del nuevo oligopolio es… lo cristiano

Sí, hablo de una peligrosa alianza entre la clase política y los señores de la prensa: ¡qué peligro! Y no olviden que entre esos señores de la prensa ya no hablamos sólo de los grandes multimedia sino de otros dos venenosos partícipes los OTT -Google y compañías- y las plataformas -Netflix y compañía-. Recuerden como Netflix condena a estados soberanos y gobiernos democráticos con la retirada de subvenciones si no aprueban el aborto libre. Es decir, por defender al más inocente e indefenso: el concebido y no nacido.

Todo es lo mismo: lo grande pretende fagocitar a lo pequeño. Son liberticidas.

¡Viva lo grande, muera lo pequeño!