• A nuestro respetuoso comunista le molestan los seres inanimados, dado que no cree en la vida eterna.
  • Bueno, salvo que esos seres sean El Campesino, La Pasionaria, Largo Caballero o Santiago Carrillo.
  • Que según él están criando malvas pero merecen muchos homenajes.
  • Y esto es bello e instructivo: demuestra que la democracia española es tan tolerante que permite hasta este tipo de preguntas imbéciles.
Alberto Garzón (en la imagen), enterrador de Izquierda Unida, está muy preocupado por el hecho de que el Partido Popular conceda medallas a "seres inanimados del santoral católico". Con ello, nuestro respetuoso comunista pretende, además retocarles las narices a los católicos, aludir al hecho de que concede medallas a Vírgenes y Cristos, es decir, a los dichos seres inanimados. En el fondo lo hace por todos los creyentes, dado que quede acabaron los cultos idolátricos, los que siempre le han preocupado más a nuestro héroe. Sin embargo, miren ustedes por dónde, a don Alberto no le importa que esos reconocimientos se hagan con seres igualmente inanimados, como cualquiera de los héroes comunistas de la II República. Digo inanimados porque don Alberto no cree en la vida eterna, salvo en su calidad de diputado, por lo que deduzco que Largo Caballero, El Campesino, Durruti, La Pasionaria o el mismo Santiago Carrillo se encuentran ahora criando malvas, en naturaleza pétrea y, en cualquier caso, inanimada. Y esto es bello e instructivo, porque así podemos considerar cómo el señor Garzón cumple con su tarea de representar al pueblo, tarea que consistía en la necesidad deslizar preguntas imbéciles al Gobierno. Tampoco resulta tan grave. Garzón sólo lo hace por fastidiar. Eulogio López eulogio@hispanidad.com