• Panteísmo oriental y el islam son dos cosmovisiones que siempre acaban en violencia.
  • La III Guerra Mundial es una mezcla de terrorismo y guerra civil: el enemigo es el vecino y tú no lo sabías.
  • Y luego está el nuevo pacifismo occidental, que olvida aquello de que no hay paz sin justicia, ni justicia sin perdón.
  • Y el perdón resulta vacuo sin arrepentimiento.
Los atentados de Afganistán y Rusia (San Petersburgo) son dos perfectos dibujos de lo que el Papa Francisco llamaba la III Guerra Mundial por trozos. Vamos con el primero: 41 muertos: objetivos del Estado Islámico (los mismos sunitas de los países ricos del Golfo, encabezados por Arabia Saudí) contra los chiitas, en instalaciones apoyadas por Irán. Un terrorista suicida hace explotar su artefacto. Cuando otros transeúntes acuden a ayudar a los heridos un segundo canalla se autoestalla y mata a otros cuantos. Y un tercero hace lo propio. Total 41 muertos. Es el orgullo que busca morir con tal de matar. ¿A quién? Al otro. Conclusión: un musulmán mata a otro musulmán pero, naturalmente, el islam no tiene nada que ver con la violencia. Sobre la mentira, poco hay que hacer. Segunda cuestión: es una guerra de religión. Por supuesto, todas las guerras han sido siempre de religión, aunque la III Guerra Mundial, me temo, sea guerra de sectas. Tanto el panteísmo oriental, que pasa del quietismo a la furia, como el islam, porque niega la filiación divina. Son dos cosmovisiones que siempre generan violencia. El atentado de San Petersburgo fue en un supermercado. Gente que andaba haciendo la compra. Los narcotraficantes no suelen ir al supermercado. Esta es otra de las claves de la III Guerra Mundial: Es como una guerra civil sólo que universal: el enemigo es el vecino contra el que no estabas alerta. Y luego está el nuevo pacifismo occidental, que olvida aquello de que no hay paz sin justicia, ni justicia sin perdón. Y el perdón resulta inane sin arrepentimiento. Este pacifismo tan de moda en Occidente, que sólo concibe la violencia física (como si fuera la más importante), generará mucha violencia y violencia física sin control, cruel y santificada por la perversión de convertir la tiranía en Estado de Derecho. En plata: el pacifismo occidental no consiste en actuar pacíficamente sino en delegar al Estado la violencia contra mi adversario. Es un pacifismo de violencia delegada, muy cobarde. Sí, estamos en la III Guerra mundial porque el mundo ha perdido dos principios: el ideal de justicia, que ha trocado por el instinto de supervivencia y la vivencia de la filiación divina. Eulogio López eulogio@hispanidad.com