• No es que la alcaldesa defienda lo pequeño contra los grandes: ¡Ojalá!
  • Lo que defiende Colau es la revancha de los impecunes contra la propiedad privada.
A la alcaldesa de Barcelona no le gustan las terrazas: intenta cerrarlas. No le gustan los turistas: paraliza los grandes proyectos hoteleros; los prohíbe y a correr. Por cierto, con un argumento muy singular: paraliza los nuevos proyectos hoteleros para calcular los beneficios reales y el reparto de riqueza que posibilitan esos establecimientos. Curioso: ¿para hacer balance de una actividad necesitas paralizar esa actividad? Pero lo de las terrazas me parece mucho más importante. Verán: si Ada Colau (en la imagen) pretendiera apostar por lo pequeño yo aplaudiría. Viva lo pequeño: los pequeños bares con terraza, los pequeños comercios, las pensiones por delante de los hoteles. Ahora bien, lo de Colau semeja otra cosa: parece que la alcaldesa siente envidia respecto a todo aquel que posee algo en propiedad. Algo así como la revancha de los impecunes contra quien posee algún patrimonio fruto de su esfuerzo. Pero eso no es más que eso: envidia Proteger lo pequeño es quitar prohibiciones no aumentarlas, es favorecer el pequeño consumo, el consumo de lo necesario. Al pequeño quítele impuestos y burocracia y normas, no al revés, doña Ada. No le ayude, simplemente déjele en paz. Eulogio López eulogio@hispanidad.com