• La alcaldesa de Barcelona es el producto de una izquierda nihilista y atea pero muy aprovechada: la izquierda neocomunista.
  • Para esta izquierda neocom la miseria es muy importante: constituye materia prima de trabajo para medrar en política.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau (en la imagen) -es Ada Colau alcaldesa y activista- tiene una mente centrífuga, algo que se rebela en su mirada. Ahora acaba de tildar de miserable al cura madrileño Santiago Martín, por reprocharle lo que todo el mundo le ha reprochado: que por hacerse la progre no colocara bolardos ni maceteros para evitar atentado-atropello. reacción Colau Lo miserable es la soberbia Ada Colau -centrífuga pero ensoberbecida- que debería haber dimitido y que, sin embargo se crece y asegura que hay que escuchar a los expertos. Los expertos le han dicho que coloque barreras móviles: ¿por qué no lo hizo antes del atentado? Porque ya se lo habían dicho antes. (A la izquierda una imagen simpática que circula por las redes sociales sobre el tema). Ya hemos dicho que probablemente Santiago Martín no debió emplear el púlpito para hacer juicios políticos, pero todo lo que dijo era cierto, no podía ser más cierto, así que aquí solo hay una miserable: Colau. Y caradura. Hay que tener mucha caradura para llorar lágrimas de cocodrilo por las víctimas pero ni tan siquiera reconocer el error. La centrífuga Colau no es más que el producto de una izquierda nihilista que ha buscado el propio encumbramiento a costa del dolor de los menesterosos. A Colau le importa un pimiento el menesteroso: para ella, para los neocom, la miseria y los miserables sólo son materia prima de trabajo. Y de éxito político. Eso es Pablo Iglesias, eso es Manuela Carmena, eso es Ada Colau, eso es Pedro Sánchez, eso es Alberto Garzón: eso son los neocom. Eulogio López eulogio@hispanidad.com