Estamos a 18 de julio. Si yo fuera Pedro Sánchez dejaría de jugar con el cadáver de Franco, un personaje muerto hace 42 años y al que los españoles habían olvidado.


No es lo mismo pero se le parece: el error de la II República, un régimen muy democrático, consistió en convertirse en asesino de católicos. 
Franco no hubiera ganado la Guerra Civil si la II República hubiera dejado en paz a quienes creían en Cristo. Y si la II República hubiera dejado en paz a la Iglesia hoy seguiríamos viviendo... en la II República. 
Sí, la comparación sólo es válida a medias, porque, si bien Pedro Sánchez es un cristófobo radical, la fe cristiana del pueblo español de 2019 -¡ay dolor!- poco tiene que ver con la fe del pueblo español de 1931.
Aún así, si yo fuera Sánchez dejaría en paz a los católicos... y a la momia de Franco, un militar que llegó al poder gracias a convertirse en el único refugio de los católicos perseguidos.