Algunos familiares de las víctimas del 11-M consideraban que la culpa de todo la tenía Aznar. Un poco rocambolesco, ciertamente, pero propio de un país que nunca libra batallas externas, que vive en permanente estado de guerra civil. Tanto que sólo una mentalidad felina como la de Alfredo Pérez Rubalcaba pudo retorcerla lo suficiente como para utilizarla en su favor, pero lo de Ada Colau, alcaldesa de Barcelona (¿Por qué no elegimos al separatista Maragall, es mucho más sensato?) ha superado todas las marcas.

Para entendernos, la culpa del 17-A no la tuvieron los islámicos, sino los españoles de Madrid. Lo ha dicho Torra, lo ha dicho Ada Colau. O peor, no lo han dicho: simplemente han sembrado las sospechas como los dos grandes mezquinos que son.

En permanente guerra civil. Por eso nuestro presidente tenía que ser Pedro Sánchez

Es lo que distingue España de todos los demás países que han sufrido zarpazos masivos del terrorismo: norteamericanos, británicos, alemanes o franceses se unieron frente al atacante y frente a cualquier otra cosa.

Aquí no, aquí un chaval que a punto estuvo de ser atropellado por el musulmán de la furgoneta de Las Ramblas comienza ahora a estudiar en el instituto… precisamente en compañía de familiares sus casi-asesinos.

En todas las celebraciones aparece el velo islámico que, si tuvieran un pelín de vergüenza torera, harían bien en no hacerse patente.

En permanente guerra civil. Por eso nuestro presidente tenía que ser Pedro Sánchez.