• O sea, los dos problemas del Islam.
  • El Islam exige plenitud de derechos en Occidente pero no concede ninguno en su territorio.
La idea no es mía, sino del gran Chesterton. Los antropólogos aseguraban que puede hablarse de civilización cuando la gente empieza a enterrar a sus muertos. Pero convendrán conmigo en que se trata de una civilización más bien primaria. Por eso, Chesterton prefirió interponer dos condiciones más: civilización existe cuando se cumple la palabra dada, esto es, cuando una promesa tiene valor y cuando se acepta el principio de reciprocidad con el otro (también con la otra civilización). Ambas cosas no son posibles con el Estado Islámico. El terrorista no entiende de promesas porque es un asesino cobarde que a nada se compromete. Recuerden que la terrorista inmolada en París pasó de Lady Cowboy a suicida y que otro de los terroristas más buscados era un vago redomado y un adicto a los videojuegos. Como para comprometerse con algo que no sea el homicidio. En cuanto al Islam, el extremista y el conocido como moderado, no acepta la reciprocidad. Exige libertad de culto y apertura de mezquitas en toda Europa pero la mera posición de unos evangelios en Arabia Saudí te convierte en reo de muerte. Y el resto de relaciones diplomáticas de Occidente con el mundo musulmán están sesgados Eulogio López eulogio@hispanidad.com