Covadonga: se inicia la lucha de Europa contra la herejía islámica. España avanza, lentamente, y le cuesta expulsar al cáncer islámico, un cuerpo extraño llegado desde Arabia, Siria y el Creciente Fértil. Pero, al final, lo consigue.

En Hispanoamérica, cuna del mestizaje universal, España lleva su fe y su lengua a un enorme continente. Hoy, más del 40% de los católicos del mundo hablan español.

España defendió al cristianismo, con cabeza y corazón, en su propio suelo, en Europa, en América y en el Mediterráneo

Aunque terminara en fracaso, la Armada Invencible señala a Londres que España no va a permitir que las iglesias sean esclavas de un Rey o de un régimen político y que tampoco va a permitir la hipocresía puritana.

La reforma. El primer movimiento que amenazó seriamente con la disolución de Europa y amenazó seriamente la libertad y la responsabilidad individuales fue detenido por españoles: la teoría luterana en Trento, la práctica luterana con nuestro ejército. El catolicismo aguantó en Europa hasta donde llegaron los Tercios españoles.

Contra el islam, los indígenas, el turco, luteranismo, Ilustración, modernismo y comunismo

En Lepanto, España destrozó a la mayor fuerza naval del momento: la escuadra turca, liberando el mediterráneo del esclavismo creado por el islam y protegiendo a Roma y al Papa.

España aunque dubitativa, consiguió retener en los Pirineos a la ilustración francesa, que de luz tenía poca y que, tras prescindir de Dios, dividió al mundo entre ricos y pobres; borró la frontera, mucho más realista, entre cristianos y bárbaros.

Ahora anda mirándose el ombligo, pendiente de sí misma, en perpetuo y estéril enfrentamiento civil

Por último, en el siglo XX, España retuvo el comunismo soviético, cuyo mayor dueño, desde León Trotski, consistió en llevar el régimen de los soviets hasta Tarifa. El estalinismo, que acabó por controlar la II República, recibió en España su mayor derrota, en 1939.

Y aunque hoy la situación patria esté en uno de sus niveles más bajos, lo cierto es que resulta penoso que los españoles se avergüencen de una historia tan egregia. Ahora, los españoles andamos mirándonos el ombligo, pendientes de nosotros mismos, en perpetuo y estéril enfrentamiento civil.