• En 1917 se encumbraba la herejía modernista a dogma.
  • Con ello, comenzaba la etapa final de la historia.
  • Y para darse cuenta de que vivimos en una etapa fin de ciclo no hace falta leer el Apocalipsis: basta con leer la prensa.
Y es una actualidad de fin de ciclo. Y para darse cuenta de esto, no hace falta leer la Apocalipsis. Basta con leer la prensa. El 13 de mayo de 1917, en plena I Guerra Mundial, en vísperas del triunfo de la revolución soviética, cuando se acababa de consumar la entronización del Modernismo, la herejía de todas las herejías, el protagonismo de la obra redentora (la Redención como tal siempre tendrá el mismo protagonista: el Creador, Redentor y Padre) pasa a Santa María. Es etapa fin de ciclo y se caracteriza por la apostasía paulatina, con tendencia a ser general. Pero la apostasía es pecado interno, no externo. Dicho de otra forma: los males de la Iglesia están dentro, no fuera. No consiste en el ataque del Islam sino en la abdicación de los propios cristianos. Consiste, sobre todo, en la cantidad y la calidad de los sacerdotes. Y para no entrar en el sutilísimo análisis sobre la santidad de los curas, simplemente llega el consejo primero para el cura de hoy: no os caséis, no os arrejuntéis, vivid la castidad, que no es mal inicio para vivir la pureza. En Fátima comenzaron los avisos sobre la necesidad de conversión, porque la purificación será libre o por fuerza, pero será. Es lo lógico. Porque la cantidad de clérigos que no viven la castidad crece peligrosamente. Y eso supone un problema. El sábado 13 Francisco estará en Fátima. Por algo será. Eulogio López eulogio@hispanidad.com