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Para amar al prójimo, primero hay que haber amado a Dios y haberse amado a uno mismo Jesús (5-IV-2012): No podéis amar a vuestros hermanos si antes no me habéis amado a mí y no os habéis amado a vosotros mismos. ¿Crees tú que los miembros del Sanedrín, que me condenaron, no tendrían amor a sus hijos, a sus familias… no existiría en sí un poquito de amor? ¿Crees que los que me litigaban no se habrían mostrado, en algún momento de su vida, amables? Y, sin embargo, me condenaron. Y, sin embargo, me torturaron. No os confundáis.

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