Al igual que en su día presionara a Francisco González en BBVA, el Banco Central Europeo (BCE) presiona ahora a Ana Botín. La obsesión del regulador de Fráncfort, quizás el peor del mundo, es que no quiere bancos presidencialistas. El regidor del Consejo de Administración ha de ser un chairman, figura de perfiles equívocos, y el mandamás debe ser un ejecutivo con categoría de CEO.

En buena lógica se supone que el modelo empresarial de ‘chaiman’-ceo obedece al del binomio editor/director de periódicos. El director lo manda todo y el editor sólo tiene un poder: despedir al director.

Ahora bien, en la práctica el asunto no resulta tan sencillo. Ana Botín ya separo el Comité de dirección de un Comité de Estrategia pero, al parecer, a Fráncfort no le basta.

Encima, la sentencia de Andrea Orcel no ha hecho sino ratificar la creencia de Fráncfort de que Ana Botín no es un chairman. ¡Son muy listos estos chicos del BCE! Y atacan de nuevo.

Opciones de Botín: comerse al BBVA o convertirse en banco de inversión. Pero las das dos cosas son difíciles

Ana Botín tiene aguante, como lo tenía FG, que al final se salió con la suya a medias: se jubiló antes de lo previsto y dejó como heredero a quien él quería con cargo de presidente ejecutivo (por el momento y con el permiso de los turcos). Ahora bien, no es agradable que sea el supervisor, y encima un inspector tan nefasto, quien te presione. Dependes demasiado de él para otra cuestiones. 

En teoría las dos opciones primeras de Ana Botín son las siguientes: comerse al BBVA o convertirse en banco de inversión. Pero las das dos salidas son difíciles. 

¿Y a mí que me parece? Pues que estamos ante otra tontuna del BCE, en fuero y huevo. Tontuna que, además, corre en paralelo al modelo de banca española, que es el de banca universal. No le gusta a los chicos del regulador.

En cualquier caso, el sistema presidencialista no es una opción, es el único sistema posible en práctica. Otra cosa es que en lugar de presidente le llames CEO pero en una empresa manda uno o no manda nadie. En una empresa siempre manda uno.

El binomio ‘chairman’-CEO es una tontería. En una empresa siempre manda uno. Las diarquías sólo existen sobre el papel

De la misma manera que el consejero más independiente es el dominical, quien, al mirar por su dinero mira por el dinero de todos lo demás, Ahora bien, una cosa es el poder y otra la elección de cargos.

Como decía Emilio Botín padre, esto es un banco familiar, sí, dinástico, Es decir, que en el pulso predicho, yo apuesto porque Ana Botín siga al mando, aunque todo el mundo sabe que el CEO actual, José Antonio Álvarez, no manda más que la presidenta. Fíjense si no creeré en la coherencia de la estructura -coherencia institucional, diría Pedro Sánchez- que prefiero la escasa coherencia de las personas, apellídense Botín o apellídense López que, por cierto es el tercer apellido de doña Ana. Vamos, que prefiero que siga mandando Ana Patricia a una Botín chairman con un Orcel de todopoderoso CEO-director. Las diarquías sólo existen sobre el papel.

Pero todavía no me han nombrado presidente del BCE. Lagarde me quitó el puesto: ¡cómo es!