• Los franceses son públicos pero insisten en convertirse en la ingeniería española de defensa, pieza estratégica de una Administración.
  • Eso sí, el gran proyecto de empresa conjunta de Defensa española se retrasa.
  • Y es que el saneamiento de Indra va a costar más de lo previsto.
  • Abril-Martorell se niega a hablar con la SEPI, su accionista de referencia.
  • Ahora mismo despacha con Hacienda y con Defensa.
  • Y busca reducir costes y vender unidades para poder ampliar negocio en Estados Unidos y Brasil.
Segunda vez en un año. El Gobierno Rajoy ha dicho a la ingeniería estatal francesa Thales, especializada en Defensa (aunque no sólo de defensa) que no le va a vender Indra, en cuyo accionariado ya figuró en el pasado. Y ojo, no es que los franceses sean tan grandes. Facturan algo más del doble que Indra pero son, eso sí, franceses, y encima parte de su entramado industrial-estatal. Han olido negocio porque el proyecto de empresa de defensa española no está muerto, y la pieza central de esa gran ingeniería militar es Indra. Problema. Abril-Martorell pide tiempo porque, asegura, lo que se ha encontrado de su vecino de finca en Toledo, Javier Monzón, no puede resultar más negativo. Así que necesita reducir costes, vender lo no rentable y centrarse en los dos países de crecimiento, que son, según él, Estados Unidos y Brasil. Ojo, los cambios en Indra no han concluido, ni mucho menos, pero sí ha concluido al relación de la compañía con su principal accionistas. Es decir, con Ramón Aguirre, presidente de la SEPI, propietaria del 20% y jurídicamente accionista de la compañía. Abril-Martorell ya ha dejado claro que él no despachará con Aguirre sino con los ministerios de Hacienda y Defensa. Así se retrasa el plan estratégico y se retrasa la coordinación de la gran ingeniería de Defensa… que pretenden comerse los franceses. Eulogio López eulogio@hispanidad.com