Muy malos resultados los publicados en la tarde del miércoles por Vocento y no mucho mejor aún la presentación que nos ha hecho de los mismos. Al cierre del primer trimestre de 2020, Vocento publica unas pérdidas consolidadas de 4,8 millones de euros, un 50% más de pérdidas que hace un año a igual fecha.

Hasta llegar a un Ebitda de 0,9 millones (es decir: prácticamente nada para una compañía de este tamaño), nos encontramos con unos ingresos que caen en un 6,1%, si comparamos este primer trimestre de 2020 con el mismo de 2019, y unos gastos de explotación (sin amortizaciones) que suben en el mismo periodo un 4,5%. La combinación perfecta para acabar con cualquier empresa.

La compañía confía en mejorar estos resultados en el segundo trimestre de este año gracias al ERTE, pero claro, si quiere mantenerlos una vez mejorados, deberá convertir el ERTE en ERE y para pagar las indemnizaciones mucho nos tememos que va a tener que endeudarse o tirar de la abundante caja que ha atesorado.

Pero volviendo al Ebitda, la caída que ha experimentado es de un 64,4% en los últimos doce meses. Con esa capacidad de generar caja, el grupo tiene que estar pasándolo realmente mal. El flujo de caja que genera el negocio (1,3 millones de euros) no da ni para pagar los intereses de la deuda (2,7 millones de euros). Vamos, que la deuda es insostenible como no comience a vender activos o convenza a nuevos accionistas que sustituyan a los bancos.

El grupo nos insiste en que parte de los gastos, de personal y generales, no son repetibles porque corresponde a la reestructuración suave que viene haciendo. Es así, pero aquí tenemos dos peros: claramente le queda mucha reestructuración todavía y aun así, los costes crecen cuando los ingresos caen.

El grupo obtiene liquidez neta de no dar crédito a sus clientes, porque comienza a no recibirlo de sus proveedores, y, finalmente, acude al endeudamiento y al arrendamiento financiero de las nuevas oficinas, principalmente. Al final, 33,2 millones de euros de fondos, un 45,8% adicional, para financiar sus actividades e incrementar fuertemente su caja con el sobrante. Porque, eso sí, la caja ha crecido mucho (de 17,7 a 39,3 millones de euros en un año), imaginamos que para pasar la travesía del desierto que se avecina. Cuando todo esto acabe no sabemos si podrá pagar la deuda adquirida, como los resultados continúen así.

Al revés que Másmóvil, que genera caja pero presenta un balance débil, Vocento no genera nada pero el balance todavía es fuerte. La primera comienza a hacer un patrimonio que no tiene, mientras la segunda es un rico que está tieso pero que aún tiene dinero en el bolsillo para correr un rato. Es por ello que Vocento anuncia lo que ha denominado programa de protección de caja: se acabaron los dividendos y la recompra de acciones, chicos.

O viene algún gobierno a salvarlo, o esto pinta mal.