El Ejido, Almería. Una mujer -por supuesto, presuntamente- estrangula a su hijo de siete años. ¿Estamos ante un caso de violencia feminista? Nadie lo calificaría así naturalmente, pero su paralelo sería la primera catalogación si el presunto homicida hubiera sido el padre, el varón: todos hablaríamos de “violencia machista”.

El mismo día, conocemos que la madre de Diana Quer ha denunciado a su esposo por haberla golpeado e intentando atropellar… a pesar de que la propia hija del matrimonio asegura que las acusaciones de su madre son imposibles. Pero es igual: fue el varón quien fue detenido y quien ahora tendrá que demostrar su inocencia, además de poner sobre el tapete público el delicado asunto de la existencia de falsas denuncias de mujeres hacia sus parejas masculinas.

La atmósfera imperante nos lleva a anticipar que la presunta parricida del menor estaba loca

Y en ambos casos, la reacción general ha sido la misma: la madre almeriense está loca y la madre de Diana Queer es una desequilibrada. Dos formas de disculparlas ante la opinión púbica, que sí se habrían planteado en el caso contario. 

En el caso de Juan Carlos Quer, la justicia ha ido a detener al esposo aunque la hija le da la razón y asegura que la acusación de la madre es imposible.

¿Se portan mal porque están locos o se vuelven locos por portarse mal?

En efecto, en España tenemos un problema con el feminismo y con la ideología de género en general. Y tenemos otro problema, mucho más concreto, con la ley contra la violencia de género, donde el varón siempre es culpable mientras no se demuestre lo contrario y puede ir a la cárcel por la mera acusación de la mujer, sin diligencias previas, y donde el varón es el único violento mientras la mujer, por el hecho de ser mujer no es violenta en modo alguno y, si lo fuera flagrantemente, entonces es que la pobre estaba loca o sufría enajenación mental transitoria. ¿Y esta ley puede considerarse justa?

La ley contra la violencia de género es injusta porque el varón es culpable preventivo

Dos son las ‘patas’ de este ‘problema’. Por una parte, varones y mujeres, ¿se portan mal porque están locos o se vuelven locos cuando se portan mal? Porque es una pregunta imprescindible antes de aplicar cualquier justicia penal.

Segundo: la ley contra la violencia de género es injusta porque el varón es culpable preventivo. Es lo que, en lenguaje progre, llamaríamos discriminación por razón de género, por el mero hecho de pertenecer al género masculino.

En cualquier caso, nos machacan con la violencia machista: entonces, lo de El Ejido, provincia de Almería, ¿deberíamos catalogarlo -presuntamente, claro está- como violencia feminista? ¿Y los de la madre de Diana Quer contra Juan Carlos Quer -presuntamente, claro está- puede ser falsa denuncia?