La noticia ya la conocen: el magistrado Manuel García-Castellón, de la Audiencia Nacional, que lleva el Caso Villarejo (no, no es cierto que lleve todos los casos de España) ha admitido a trámite una querella contra otro directivo del BBVA, Joaquín Gortari, jefe de auditoría interna y antes -atención- jefe del Gabinete de Presidencia con Francisco González.

En principio, se trataría de un imputado más y ya saben que el enigma está en saber si el juez imputará al actual presidente de la entidad, Carlos Torres Vila, o se conformará con meter en cintura a la era FG… si es que lo intenta.

En la ‘vela’ presumen de que Carlos Torres, tras romper con FG (¿Ha roto del todo?) ya se ha librado del abrazo del oso y contentado al juez, pero no deja de ser una fanfarronada, por cuanto, imputada como está la persona jurídica del BBVA, en cualquier momento, el juez puede obligar a que el representante de esa persona jurídica imputada resulte el presidente Torres, y no un abogado de la entidad.

La posible imputación de Joaquín Gortari apunta que el magistrado husmea en el entorno del ex presidente, pero cuidado, la persona jurídica BBVA continúa imputada

En cualquier caso, Gortari ocupó su cargo más representativo, como jefe de Gabinete de FG. Luego sería relegado por Torres, nada más acceder a la Presidencia, a la auditoría interna. Pero antes de concluir conviene estudiar la trayectoria de este ejecutivo.

En primer lugar, procede de Argentaria, no de BBV, pero ojo, le ficha Francisco Luzón, amigo de su padre, no FG.

Luzón le pone a las órdenes de otro personaje que, por ahora, ha salido muy bien librado del caso Villarejo pero sin el que no se entiende la historia de los últimos 20 años: José Antonio Fernández Rivero. Con el, se formó Gortari y Fernández Rivero, que empezó en Banco de Vizcaya, que luego se incorporó a Argentaria, pasó de hombre de confianza de Luzón a hombre de confianza de FG… en cuestión de días.

Como sea que la transición fue brusca (el PP acababa de llegar al poder y nombró a FG presidente de Argentaria) el asunto sorprendió a muchos: Rivero vira hacia el nuevo mandatario y se convierte en el hombre de FG. Sus compañeros empezaron a llamarle “la firma desconocida” y lo cierto es que todos los asuntos delicados -tanto los de la entidad como los del presidente- pasan por sus manos sin que Rivero y su alumno aventajado, Joaquín Gortari, se mojen lo más mínimo.

La prueba de su relevancia es que cuando se jubila, FG se empeña en que José Antonio Fernández Rivero permanezca en la entidad como consejero ejecutivo (el único, aunque luego jugaría ese mismo papel González Páramo). Además, Páramo era consejero ejecutivo de derecho, Rivero de hecho. Y así, los directivos siguieron despachando con el ya consejero José Antonio Fernández Rivero, mientras Gortari se convertía en el hombre más próximo a FG.

Cuando Carlos Torres pasa de CEO a presidente de BBVA prescinde de Gortari y le pasa a auditoría interna.

Tras admitirse a trámite la querella contra Gortari, la gran pregunta es por qué Fernández Rivero no ha aparecido aún en el visor de la Audiencia

¿Por qué ahora surge el caso Gortari? El abogado que se ha querellado es lo que se llama un juntero, aficionados a demandar a cualquier directivo del Ibex 35. Ahora bien, el caso es que García-Castellón lo ha admitido a trámite y Gortari queda pendiente de imputación.

Concluyendo, el juez Manuel García-Castellón parece dejar en paz a Carlos Torres y centrarse en FG. Ahora bien, un Carlos Torres libre del caso Villarejo puede resistir con más fuerza la acometida del trío Guindos-Calviño-Botín con muchas más fuerza. Porque sí, repetimos, lo que pretenden Luis de Guindos, Nadia Calviño y Ana Botín: es que el Santander se coma al BBVA.