• La canciller alemana deja atrás la polémica por la disidencia en su partido por el rescate griego y ya esta en Brasil (para hacer negocios).
  • Y Dilma Rousseff, claro, la recibe con los brazos abiertos: espera firmar importartes acuerdos para impulsar la economía, que cae en picado.
  • Pero Merkel se ha desmarcado de la grave crisis política del gigante latinoamericano, que ha hundido como nunca a la presidenta del país .
Angela Merkel salió ayer del paso en el Bundestag con el tercer rescate griego, a pesar de la disidencia creciente en su propias filas, y con los deberes hechos, emprendió su viaje relámpago de dos días a Brasil. Es la primera cumbre intergubernamental entre ambos países. Pero a pesar del mal momento de la presidenta brasileña, el objetivo de la visita no es político, sino mucho más sencillo: hacer negocios. Dilma Rousseff recibe a Merkel (en la imagen) en un contexto clave: la economía brasileña va a contraerse al terminar el año un 2%, y el escándalo de Petrobras no está dejando pollo con cabeza: el último alto cargo en el punto de mira de este macro caso de corrupción es el presidente del Parlamento, Eduardo Cunha, tras ser denunciado este miércoles por la fiscalía de Brasil. Además, Rousseff está todavía reponiéndose del mal trago tras las multitudinarias manifestaciones del domingo contra ella. Eso sí, no se engañen: Alemania ha dejado muy claro a lo que va, y la crisis política de Brasil no será parte de su agenda durante la visita. "No vamos a comentar los sucesos internos del país", ha remachado el portavoz de Merkel, Sttefen Seibert. La canciller ha ido acompañada de una potentísima delegación de 12 ministros y viceministros. Durante esta cumbre, Merkel espera cerrar importantes pactos con su homóloga Rousseff. Entre ellos, unos cuantos proyectos medioambientales por valor de unos 551 millones de euros, un acuerdo para garantizar la protección jurídica de las 1.400 empresas alemanas que operan en el gigante latinoamericano o la eliminación de aranceles a los automóviles alemanes. Si ambas partes alcanzan estos acuerdos, es posible que la economía brasileña experimente algún reactivo, y Rousseff podría ver aliviada la gran presión que recae sobre ella por su gestión de las finanzas. Y a Merkel no va a venirle mal tampoco, claro. En todo caso, si una cosa ilustra esta visita son los grandes lazos comerciales que unen a ambos países. Brasil es, de hecho, el principal socio de Alemania en América Latina. Por eso, uno de los objetivo de esta cumbre es también incentivar el comercio entre Mercasur y la Unión Europea. Daniel Esparza daniel@hispanidad.com