• PDVSA negocia créditos con las petroleras, rusa o europeas, para financiar los proyectos de petróleo y gas.
  • No es fácil, por las sanciones de EEUU, que afecta a la renegociación de la deuda, y por la caída del precio del crudo.
  • La producción de petróleo -sector clave de la economía de Venezuela-, además, ha caído a mínimos desde 1989.
La petrolera estatal venezolana PDVSA necesita llevarse bien con las grandes petroleras privadas, entre otras cosas por la delicada situación económica que atraviesa el país. Se entiende así que el vicepresidente de gas de la compañía, César Triana, haya declarado a Reuters que "estamos hablando con nuestros aliados, con nuestros socios estratégicos, que son Rosneft, Eni, Repsol, Statoil y están dispuestos a seguir financiando nuestros proyectos". Otra cosa es la respuesta que dan las petroleras (española, rusa, italiana o noruega), más pendientes del día a día en el país, como no puede ser de otro modo, por las dudas que provoca respecto a la seguridad jurídica o la evolución económica. No obstante, PDVSA necesita financiación para afrontar sus proyectos de petróleo y gas, teniendo en cuenta, también, que la producción ha caído a mínimos desde 1989, según las cifras de la Opep. En octubre, en concreto, el nivel de bombeo se redujo a menos de dos millones de barriles de crudo al día, cuando el objetivo para 2018 es aumentarlo en medio millones de barriles más. El momento en el país, además, está marcado por la necesidad de refinanciar la deuda (unos 60.000 millones de dólares), operación complicada, en cualquier caso, por las sanciones económicas de EEUU, que incluyen una prohibición a los bancos para llegar a acuerdo con Caracas. Es la razón que ha provocado que dos agencias crediticias hayan declarado al país como un default parcial. Y a eso se añade la evolución del precio del crudo. No es lo mismo que el barril de petróleo está a 120 dólares (ahora a 63), que a 40 dólares de media. Lo primera opción le da fuerza, la segunda le debilita. La alternativa es seguir negociando los contratos de suministro, no en dólares sino en otras monedas como el yuan o el rublo, evitando así la dependencia del sistema financiero americano. De momento, Venezuela ha firmado un acuerdo de refinanciación con Rusia para reducir los pagos de la deuda que vencen a partir de 2040 y aspira a lo mismo con otros acreedores chinos o europeos. En ese acuerdo (por 3.150 millones de dólares), sin embargo, no está la deuda de 6.000 millones de dólares con la petrolera rusa Rosneft. Rafael Esparza