Este martes el presidente de EE.UU., Donald Trump, habló ante los periodistas en el marco de la Asamblea General de Naciones Unidas y aseguró, sobre el Gobierno de Venezuela: “Es un régimen que, francamente, podría ser derrotado muy rápidamente si los militares deciden hacer eso”. Eso sí: horas antes, Trump había manifestado su disposición a encontrarse con Nicolás Maduro, quien llegó el miércoles por la tarde a Nueva York de forma sorpresiva.

Y es que a Donald Trump, como buen empresario, le va el control de costes: es más barato y menos arriesgado que al dictador Maduro lo echen los propios militares venezolanos a través de un golpe de Estado. Pero es difícil, primero porque el Régimen tiene bien controlado al Ejército -ya se ha comunicado que lo que propone Trump no es posible- y porque, además, cuenta con unas milicias armadas que son, por decirlo así, los milicianos bolivarianos de tintes neocomunistas, más ideologizados, más sectarios y más fanáticos.

Hablamos de un ejército paralelo creado por Hugo Chávez en 2007 y que en la actualidad cuenta con más de 400.000 efectivos perfectamente armados; Maduro comunicó su intención en 2017 de ampliar el número de milicianos a 500.000. Y pueden creerlo: los venezolanos no temen el ejército regular, sino al "irregular". Para entendernos, un paralelismo muy lógico sería el de los milicianos socialistas, comunistas y anarquistas durante la Guerra Civil española.

 Venezuela ha rechazado la sugerencia de Trump de promover un golpe de Estado

Volvamos al relato oficial: un día después de las palabras de Trump, el presidente-dictador venezolano, Nicolás Maduro, pareció no darse por enterado de la declaración de Trump, pues dijo ante la Asamblea General de Naciones Unidas que está dispuesto a estrechar la mano y discutir una “agenda abierta” con el mandatario de Estados Unidos, informa Reuters.

“Son los que tienen diferencias en este mundo los que tienen que dialogar (...) Trump dice que está preocupado a ayudar a Venezuela, estoy dispuesto a hablar con agenda abierta, con humildad”, dijo Maduro al intervenir ante la asamblea en un discurso de 51 minutos.

Maduro dijo también que «se ha fabricado una crisis migratoria» de ciudadanos venezolanos como una forma de «justificar una intervención» en su país

Agregó que a pesar de “las inmensas diferencias sociales e ideológicas, soy un conductor de autobús, no un magnate, yo sí estaría dispuesto a estrechar la mano del presidente de los Estados Unidos para discutir los asuntos de nuestra región”.

Maduro, en su primera aparición en la ONU desde el 2015, dijo también que “se ha fabricado una crisis migratoria” de ciudadanos venezolanos como una forma de “justificar una intervención” en su país.

Según la ONU, unos 2,3 millones de venezolanos han abandonado la nación sudamericana dejando atrás una recesión de cinco años, hiperinflación, falta de alimentos, medicinas y problemas con los servicios públicos básicos como agua y electricidad.