• Ocho muertos ya en las protestas ciudadanas contra la dictadura chavista de Nicolás Maduro.
  • Y los obispos venezolanos reivindican el derecho de la población a manifestarse pacíficamente.
  • Pero Maduro sigue a lo suyo: represión y perpetuarse en el poder.
Decenas de miles de venezolanos, convocados por la Mesa de Unidad Democrática (MUD), se manifestaron ayer miércoles en Caracas contra el Gobierno del presidente-dictador Nicolás Maduro, al que acusan de empobrecer al país y menoscabar la democracia. Durante las marchas se produjeron choques entre la policía y los manifestantes que provocaron la muerte por disparos de, al menos, tres personas, dos de ellas civiles y un militar de la Guardia Nacional Bolivariana, lo que lleva a ocho los fallecidos en las últimas manifestaciones, informa Reuters. Paralelamente a la marcha opositora, miles de ciudadanos marcharon por la capital para defender al presidente. Al finalizar la concentración, Maduro hizo un llamamiento a la oposición a un nuevo diálogo y les pidió que "rectifiquen", y acusó al presidente del Parlamento, Julio Borges, de promover la violencia, por lo que será "responsable ante la Justicia". Pero la oposición venezolana, reunida en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), ha convocado para hoy jueves nuevas manifestaciones en los mismos puntos y a la misma hora que las que se organizaron este miércoles para responder a la "represión" del Gobierno de Nicolás Maduro, recoge DW. "Mañana convocamos a todos los venezolanos que hoy se movilizaron y los que no se movilizaron a que se movilicen mañana, a todos los millones de venezolanos en los mismos puntos a la misma hora", dijo el dos veces candidato a la Presidencia de Venezuela Henrique Capriles en conferencia de prensa. En ese contexto, la Presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), exigió al gobierno de Maduro respetar el derecho del pueblo a expresarse libremente a través de las protestas cívicas y pacíficas, como las que se realizaron este miércoles a nivel nacional, recoge Aciprensa. "La protesta cívica y pacífica no es un delito. ¡Es un derecho!", expresó la CEV a través de un comunicado firmado este 18 de abril por su Presidente, Mons. Diego Padrón. El texto recuerda que la Constitución garantiza las manifestaciones pacíficas y por tanto su control "no puede ser una represión desmedida". Las leyes amparan la protesta, "la sociedad la reclama y la protege", indicó. "La Iglesia acompaña y exhorta a los ciudadanos para que sea pacífica. Las marchas cívicas deben ser libres sin más restricciones que las que se derivan del deber de respetar la vida, la propiedad y el bien común", añadió el comunicado. "La Conferencia Episcopal Venezolana exige al Gobierno, particularmente al Ministerio Popular para las Relaciones Interiores, Justicia y Paz, a la Guardia Nacional y a los Organismos Policiales respetar en sus actuaciones la dignidad de las personas y el derecho a la libre expresión de la protesta y manifestaciones pacíficas y democráticas", expresó la CEV. Pero lo peor es que, mientras, el hambre, la escasez, el desabastecimiento, la violencia y la delincuencia siguen azotando a los venezolanos. Un ejemplo más: el franciscano Diego Bedoya, de los "Hermanos Franciscanos de la Cruz Blanca" responsable de la "Casa Hogar" en La Victoria, en el estado de Aragua, en Venezuela, fue encontrado muerto recientemente en su despacho, informa Fides. El hermano Diego, 35 años, de nacionalidad colombiana, estaba en Venezuela desde hacía más de 15 años, y llevaba a cabo su ministerio pastoral en la Casa dedicada al cuidado y a la asistencia de los ancianos y de los niños discapacitados, en la que viven 65 personas que no son auto-suficientes. Este centro trabaja en estrecha colaboración con la "Cruz Blanca", que también proporciona alimentos y víveres a los sectores más débiles de la sociedad. Los ladrones se llevaron reservas de alimentos destinados a los huéspedes del centro. Venezuela vive un infierno. Y los hermanos venezolanos no se merecen esto. José Ángel Gutiérrez joseangel@hispanidad.com