• Vladimir y Lavapiés. La guerra abierta y la guerra del terrorismo.
  • El comunismo (y el neocomunismo) siempre es una gran mentira: Podemos se ha inventado el asesinato de Lavapiés.
  • Y no parará hasta que consiga un homicidio verdadero.
  • A ser posible de un inmigrante senegalés. No suyo.
  • El problema es este: con todo su salvajismo, Putin cree en el bien y en el mal…
  • Mientras Occidente considera que la democracia consiste en confundir el bien y el mal.

Vladimir Putin (en la imagen) ha vencido en las elecciones rusas, tal y como estaba previsto, algo que parece molestar a muchos. La verdad es que a Putin le ocurre lo mismo que le pasaba a Franco en España: no necesitaba manipular las elecciones para vencer. Lo que manipulaba eran las libertades, ciertamente. En cualquier caso, al pueblo eslavo le gusta Putin. A mí no mucho, pero me gusta más que, por ejemplo, Barack Obama, que se suponía era el líder de Occidente. ¿Por qué? Pues porque Putin concluye y actúa en coherencia con su pensamiento. No siempre hace el bien, pero distingue entre el bien y el mal, mientras que los líderes occidentales sobreviven en un relativismo torpe donde todo tiene cabida, donde el mal puede ser bueno y el bien, malo. La victoria de Putin en las elecciones rusas no hace un mundo más seguro, pero sí más sincero. Porque el problema es este: con todo su salvajismo, Putin cree en el bien y en el mal… mientras Occidente considera que la democracia consiste en confundir el bien y el mal. Putin ha recuperado el patriotismo ruso e incluso lo ha ligado, a su manera, al cristianismo que transformó Rusia desde que Cirilo y Metodio evangelizaran a los pueblos eslavos. En parte de Occidente, por ejemplo España, a los patriotas les siguen llamando fascistas. Vamos ahora a comparar el comunismo de Putin (que lo ha abandonado pero sigue siendo hijo político del marxismo soviético) y el neocomunismo de Pablo Iglesias. Anticipo: me quedo con el postcomunismo de Putin y me aterra el neocomunismo de Pablo Iglesias. Porque la guerra de Putin es mucho más sincera que la de Pablo Iglesias. El comunismo (y el neocomunismo) siempre es una gran mentira: Podemos se ha inventado el asesinato de Lavapiés. Y no parará hasta que consiga un homicidio verdadero. A ser posible de un inmigrante senegalés, naturalmente, no con alguno de sus gamberros destrozadores de luna de coches. Y es que lo de Putin es guerra abierta, sin duda indeseable pero mucho más sincera. Lo de Iglesias es un modo de terrorismo: violencia callejera e insurgencia que puede llevar a la guerra civil. Los rusos no se esconden y en guerra tienen la insana costumbre de hacer muchas bestialidades, pero lo de Pablo Iglesias y Podemos es la guerra cobarde. No digo que sea terrorismo porque por ahora no ha provocado muertos pero si es el germen del guerracivilismo: el senegalés murió de muerte natural, pero a Pablo Iglesia le es igual: no parará hasta que la policía, sin intención, porque no la tiene, provoque un muerto. Mientras, el neocomunismo se aprovecha de la miseria de los senegaleses. Así que entre el post-comunismo de Putin y el neocomunismo de Iglesias, me quedo con el primero. Sin duda. Eulogio López eulogio@hispanidad.com