• La gestión de José Manuel Vargas en AENA es buena, su privatización es sospechosa.
  • La pregunta sigue siendo la misma: ¿por qué las primeras valoraciones eran la mitad de su valor final?
  • Y aún así, tras salir al parqué vino el rally alcista.
  • Pero ahora Vargas saca pecho. La cuenta de resultados de Aeropuertos responde y se trata de reducir apalancamiento y crecer en el exterior.

Aeropuertos Españoles (AENA), operadora de la inmensa mayoría de los aeropuertos españoles, tiene 7.247 empleados y 196 millones de pasajeros. Esos son sus datos y le convierten en el principal operador aeroportuario de Europa.

Su presidente, José Manuel Vargas (en la imagen), nos cuenta la situación de partida. En 2011, AENA presentaba 211 millones de euros en pérdidas. Sin embargo, tras la gestión de Vargas, con la "adecuación del marco tarifario" como medida más relevante (vamos que se subieron las tasas, y en eso hizo bien), además de reducir actividad en aeropuertos pequeños y despedir al 11% de la plantilla, la cenicienta se convirtió en princesa.

Bueno, y también los nuevos ingresos comerciales de restauración y comercio, sobre todo en Barajas y Barcelona.

Ojo, Vargas ha podido aumentar ingresos mientras reducía inversiones. La verdad es que se había invertido demasiado. Y a eso, claro, se le llama 'racionalización'.

Y, ¡olé!, todo ha cambiado . En 2014, AENA ha conseguido 488 millones de beneficio y la mayor capitalización bursátil de todas las compañías europeas: 14.700 millones de euros.

La gestión, sin duda, ha resultado brillante. La operación de privatización no tanto. Es más, resulta sospechosa. La pregunta sigue siendo la misma. ¿Cómo es posible que la primera valoración de AENA para salir a bolsa fuera de 4.500 millones de euros y al final se valorara en el doble? Ojo, y ahora también el doble parece poco, habida cuenta del rally alcista de la compañía.

Respuesta de Vargas: es que yo no fui quien privatizó sino Enaire. Tiene razón señor Vargas. Asustados varios ministros por lo que resultaba claramente sospechoso (si regalo una compañía a fondos de inversión seguro que están dispuestos a hacerle favores) paralizaron el proceso. Se constituyó Enaire, no con la ministra como presidenta sino con el director de la Oficina Económica del gobierno, Álvaro Nadal. Y ¡halehop!, lo que valía 2 pasó a valer 4.

Y ahí tienen a Vargas y a su jefa, la ministra de Fomento, Ana Pastor, asegurando que ellos no ponen el precio. O sean que lo pone JP Morgan, que pasaba por allí. Y como apostilla Pastor, "bajo la supervisión de la CNMV". No, si te parece, lo va a supervisar la Liga de Fútbol profesional. ¿Qué tendrá que ver el vendedor con el supervisor?

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com