Parecía que ya habían presentado cuentas todas las entidades financieras en este primer trimestre del año, pero no, aún faltaba la entidad andaluza que, como recordarán, es uno de los puzles de entidades que la crisis bancaria estuvo a punto de llevarse por delante, pero que gracias a las fusiones entre ellas -Unicaja es una fusión de las cajas andaluzas Banco Ceiss y Caja España-Duero-, sobreviven dentro del sistema español por la idiosincrasia patria de la regionalización.

Sí, he dicho sobreviven, a pesar de que la noticia de este jueves para la mayoría de los diarios salmón es que Unicaja ha obtenido un resultado neto de 57,4 millones de euros (M€), cifra un 13,1% superior a la del primer trimestre de 2017. Pero hay que entrar en un análisis más profundo del que puede significar esta cifra. La entidad ha crecido un 5,1% en su margen de intereses situándose en una cifra de 152M€, pero respecto al cierre del ejercicio en diciembre, fecha en la que los bancos ponen toda la “carne en el asador” para salir guapos en la foto financiera, el crecimiento ha sido solo de un millón de euros. Con estas cifras y unos gastos de administración de 146M€, que solo son un 1,4% inferiores a los del mismo periodo de 2017 y que han demostrado a lo largo de ese ejercicio mantenerse en una media de 148M€ mensuales, la cosa se pone muy fea.

Sí, con esas cifras de margen de intereses solo te quedan dos posibilidades para crecer en tus resultados. Una, que las partidas que restan hasta llegar al margen bruto crezcan, que no es el caso, ya que las comisiones del trimestre (53M€) son incluso ligeramente inferiores a las percibidas en cada uno de los cuatro trimestres del 2017, de la misma manera que los resultados por operaciones financieras y otros resultados. Así, el margen bruto es un 10,9% inferior al conseguido en marzo de 2017 y solo ha sido superior al obtenido en diciembre pasado con 55M€ de gastos extraordinarios. Van quedando pocas opciones, pero son de las que te pueden solucionar la cuenta de resultados temporalmente, no en base a un negocio establemente rentable ya que nos vamos a las provisiones y deterioros, que en este trimestre han sido de 25M€ cifra solo inferior en un millón a la de 2017.

Cierto es que un epígrafe culpable de la situación en la que se encuentran estas entidades, que no es otro que la morosidad, está en descenso, 462M€ menos que en marzo pasado y 140M€ que al cierre del 2017, con bajadas medias de más de 100M€ trimestrales y una ratio de morosidad aún del 8,4% -en el pasado ejercicio en esta fecha era del 9,4%- y una cobertura total del 54,9%, un 4,9% superior al cierre de 2017. Ya conocen mi opinión sobre este tema de la morosidad. Los crecimientos se han frenado (en este trimestre solo han sido 60M€, paradójico, pero el año anterior eran 134M), pero el tiempo juega en contra de los que quedan antiguos, ya que tarde o temprano acabarán en incobrables.

La esperanza del crecimiento parece que de momento tampoco es la salida para la entidad que controla Braulio Medel, ya que los activos de clientes han descendido en un 5,4%, los depósitos de clientes lo hacen en un 2,6%, los recursos fuera de balance crecen en un 8,4% y la ratio LTD en el 77% sigue a la baja. Así es difícil conseguir ingresos vía comisiones, más en un momento en el que los grandes están en plena campaña de captación vía comisiones cero.

Para acabar hay un par de cifras que, digamos, me inquietan. Si los depósitos de clientes se han reducido en 1.461M€ en el último trimestre, ¿por qué son necesarios 1.166M más de activos líquidos, una cuarta parte del balance total? ¿Previsión efecto Popular?

Las ratios de solvencia se han visto mejoradas en los últimos trimestres siendo la CET1 del 15,4%, un 0,8% más que al cierre del ejercicio, y la ratio total de capital, del 15,9%.

Como ya he dicho con otras entidades, la situación, si se produce un ligero empeoramiento económico o no se confirma la mejora, puede ser difícil para estas entidades que no aguantarían otro mínimo embate.