El mundo se ha vuelto peligroso y confuso. Donald Trump ha decidido expulsar a 60 diplomáticos rusos y entonces 20 países, sobre todo europeos, siempre tan independientes de EEUU, le han secundado. Más de un centenar de diplomáticos de Moscú se han quedado sin trabajo o en expectativa de destino. Así no se crea empleo.

Y confuso: Washington elige a Arabia y a China como aliados

Bromas aparte lo cierto es que la decisión de Estados Unidos pone la guinda de la tarta a un mundo confuso y peligroso. Ahora mismo, hay dos guerras, de tendencia global, que han pasado de inimaginables a posibles. La de sunitas frente a chiítas, en el seno del mundo islámico, la zona engendradora de terrorismo, y una segunda guerra posible ente capitalistas y nacionalistas o, si lo prefieren, entre globalistas y patrióticos. En definitiva, Washington se une al neocapitalista y librecambista Pekín, mientras Rusia se alinea contra Arabia Saudí y el yihadismo, secundado por Irán.

Frente a Occidente, quedan Rusia e Irán, declarados nuevos enemigos oficiales del mundo libre

Es más, si existe hoy en día un espejo de la diplomacia internacional ése sería Yemen, donde los rebeldes chiítas resisten los bombardeos sunitas, apoyados por Estados Unidos, no por Rusia… y donde se ha provocado la mayor crisis de entre las hoy llamadas humanitarias, que atraviesa este mundo peligroso, muy superior a la de Siria.

Porque así se enfrentan los dos poderes musulmanes, Arabia e Irán, a su vez aliados de Rusia en Siria.

Pero más grave es la alianza ente Washington y Pekín, maestro de democracia el uno, tirano comunista el otro, pero ambos capitalistas, globalistas e, incluso, el comunismo chino se ha vuelto ecologista y anti-cambio climático: ¡qué cosas!

Doble peligro de guerra: entre sunitas y chiítas y la más peligrosa… entre capitalistas y nacionalistas

Y no se engañen con las sanciones comerciales: Pekín y Washington ya negocian un acuerdo.

Un mundo peligroso y confuso, donde los valores dominantes son tres: el neocomunismo populista; el neofascismo, que ha convertido a la patria en su ídolo y el postcristianismo occidental, a la búsqueda del dios perdido.

Peligroso y confuso.