La sanidad pública, a pesar de los aplausos de las 20,00 horas, que aún hay quien los practica, ha fracasado en el rebrotes del coronavirus, el más grave. el de Lérida. La explicación más original del fracaso la ha proporcionado la Generalitat de Quim Torra: la culpa la tiene Madrid. Pues miren: en una controversia todo el mundo suele tener un porcentaje, mayor o menor, de razón. En este caso, cuando acusan de frivolidad al Gobierno Sánchez y, en general, y al inefable doctor Simón, en particular, los indepes catalanes andan cargados de razón. Pero, ojo, a la Generalitat le importa más su propio prestigio que el número de infectados.

Ante de nada, como siempre, al virus no le ha vencido la ciencia, ni la sanidad, ni tan siquiera la sanidad pública. El virus ha remitido por el calor y por la inmunización, que avanza más lenta de lo previsto, pero avanza. Es decir, es nuestro propio cuerpo quien lo ha derrotado… como siempre y a cualquier virus. El cuerpo humano es una formidable máquina creada por Dios.

A un Gobierno no se le puede exigir que cure pero sí que proporcione medios a los que curan

Ahora bien, la campaña pro sanidad pública -más por lo de pública que por lo de sanidad- se ha estrellado en Lérida. Hospitales colapsados pero la Generalitat practica un doble sinsentido: se niega a pedir ayuda a otra comunidades, a España, y, al mismo tiempo, España es culpable por no ayudar.

En otras palabras, Torra no logra controlar el rebrote de Lérida. Torra ha sembrado el caos sanitario pero la culpa la tiene Madrid. Y verán: a un gobierno -central o autonómico- no se le puede exigir que cure pero sí que proporcione medios a los que curan. En esta tarea, fracasó el Gobierno Sánchez y ahora fracasa al Gobierno Torra. Pues bien, no hay medios para la defendida sanidad pública de Lérida ni se trasladan pacientes a hospitales de otras autonomías. ¿Qué hemos aprendido del confinamiento? Nada.

El brote de Lérida vuelve a demostrar tres verdades siempre negadas: la ciencia no sabe nada del virus, la sanidad pública no tiene criterio y las autonomías son derrochadoras e ineficaces

El brote de Lérida vuelve a demostrar tres verdades siempre negadas: la ciencia no sabe nada del virus, la sanidad pública no tiene criterio frente al Covid-19 y las autonomías son ineficaces y derrochadoras.

No es fácil cambiar ninguna de esas tres realidades ni ninguna de esas tres propagandas pero, al menos, no elaboramos nuestra postura ni nuestro ánimo sobre esas tres mentiras. Desde la falsedad no suele construirse nada. Y, frente al virus, mejor confiar en Dios que en la ciencia.