Consejo de Ministros del viernes 25. La crisis en Venezuela ha servido para que incluso Cataluña pase a un segundo plano. Bueno, y también para que la ministra portavoz, Isabel Celaá, no haya tenido que dar cuenta de nada porque nada se ha hecho.

El encuentro con la prensa ha servido para que Celaá se supere a sí misma: tras el ridículo diplomático perpetrado por España, ahora resulta que, según doña Isabel, es Pedro Sánchez quien lidera Europa ante Nicolás Maduro. A su lado, José Borrell no sólo ha estado ridículo, sino también patético: es el Gobierno español.

La postura española niega la legitimidad a Juan Guaidó pero si Maduro no convoca elecciones… ¡entonces sí le reconocerán para que las convoque él!

No va a remolque de Europa, sino que es el Ejecutivo Sánchez quien remolca a Europa. El dictador Maduro está preocupadísimo con la valiente firmeza ante la opresión de Sánchez, Borrell y Celaá. Creemos que no duerme. Y es que la cobardía del Gobierno español para enfrentarse a la dictadura bolivariana provoca rubor en todo el país salvo, al parecer, en Moncloa.

Así, Borrell se ha situado a la defensiva, tanto en la rueda de prensa del Ministerio de Exteriores como en su comparecencia ante los periodistas tras el Consejo de Ministros, algo que hizo a regañadientes. Con su petulancia habitual, llegó incluso a corregir a un periodista español afirmando que no se reconoce a los gobiernos, sino a los Estados. ¿Quién ha dicho eso? Y es que, cuando arrinconas a la soberbia, se transforma en pedantería.

Luego, ante la insistencia de la atónita prensa venezolana presente en Moncloa, Borrell insistió en que la postura del Gobierno español (aunque tampoco era un ultimátum, que conste) consiste en pedirle con mucha educación que convoque elecciones a Maduro (seguro que responde positivamente) y si no, reconocerán a Juan Guaidó, como han hecho ya más de 15 países; comenzando por Estados Unidos.

Y, encima, el Borrell más progre se permite burlarse de Donald Trump, que ha iniciado el aislamiento internacional de Maduro

En su demencial vanidad, José Borrell llegó a criticar a Donald Trump por hacer estas cosas por Twitter, cosa por nunca aceptaría gente seria como don Pepe Borrell. Igual que cuando critica que Trump pida los militares venezolanos que den un golpe de Estado a favor de la democracia. ¿No es lo mismo que piden los opositores?

Los periodistas no daban crédito, pero es igual. Es sabido que el primer mandamiento político de Sánchez se resume en dos palabras: todo vale.

¡Ah!, el argumento favorito de Borrell para justificar una inacción, que suena a pluma blanca, era que hay un millón de españoles viviendo en Venezuela. O sea, ¿Maduro podría utilizar como rehenes a los españoles allí residentes? ¿Es eso lo que nos quiere decir, don José? ¡Pues vaya!