Abría la mañana Francisco Igea, líder de Ciudadanos en Castilla y León, avivando la polémica tras las dimisiones Toni Roldán, Javier Nart y Juan Vázquez del pasado lunes. Según Igea, su partido debería abstenerse para facilitar la investidura de Pedro Sánchez. Su postura no era de extrañar ya que fue el primero en mostrarse a favor de pactar con el PSOE en su Comunidad: "Prometimos cambio y habrá cambio", manifestaba en un comunicado.

Ante la crisis, Albert Rivera calla. No pactará con Sánchez de cara al público si puede evitarlo, aunque ya lo haya hecho en privado. España se encuentra en el inicio de una segunda Restauración, que alternaría el poder entre Ciudadanos y el PSOE, tal y como pretende la masonería... con un extra: Rivera no tendría por qué pactar con la izquierda y mantenerse en el centro... en eso que hoy llaman "oposición vigilante". Además, la retirada de Vox a la oposición le proporciona a Albert Rivera la coartada perfecta frente a las exigencias internaciones: podrá mantener las distancias con la ultraderecha, tal y como le exige Emmanuel Macron.

El castellano Igea mantiene sus discrepancias con el partido y no piensa dimitir

Así, tras la crisis de las dimisiones, se reunía la Ejecutiva naranja para valorar si el partido apoyará o no al presidente; una votación que, por una "mayoría amplísima" ha concluido con la negativa a la abstención, según ha confirmado el secretario general de Ciudadanos, José Manuel Villegas. Asimismo, en su comparecencia a los medios ha insistido en que, aunque "Igea y tres personas más prefieren apoyar a Sánchez", Ciudadanos ejercerá una "oposición vigilante, pero también leal con los intereses de España". Por su parte, Inés Arrimadas ha declarado que hacer presidente a Pedro Sánchez "es muy respetable, pero nosotros no vamos a cambiar".

En cuanto al futuro del líder leonés, ya ha avisado que, a diferencia de sus excompañeros, no dejará el partido "porque creo que es el instrumento más eficaz para hacer política en este país". Asimismo, defiende su postura alegando que apoyar a los socialistas supondría dotar de estabilidad al país, que no tendría que depender en exclusiva de los nacionalistas. "Dialogar en política no es rendirse. Pactar en política no es traicionar", aclaraba.