Publicaba Zenith Vigía un informe en el que afirmaba que la inversión publicitaria crece un 2,1%, aunque en la televisión generalista cae un 0,7%. Y es que le han salido varios competidores: además de las cadenas privadas, Internet amenaza comiendo terreno mientras las plataformas de vídeo bajo demanda se hacen con el público: un panorama un tanto desolador.

Continúa el informe afirmando que las televisiones de pago aumentan su inversión publicitaria un 5,1%, aunque tampoco pueden cantar victoria: las suscripciones a los servicios tipo Netflix, Amazon Prime y compañía han superado por primera vez a las de la televisión por cable. Queda claro que lo que vende no es la información, sino la ficción… una tendencia que hace que el periodismo tiemble. Además, está el problema de los directos -informativos, fútbol, etc-: el punto fuerte que no termina de resultar rentable.

Lo que vende no es la información, sino la ficción

Ya le tocó a la prensa -redujo estos ingresos hasta casi la mitad en los últimos ocho años, según Statista-, que ahora le pasa el testigo a la pequeña pantalla. Los ingresos en publicidad por televisión online se han doblado desde 2013 -20 millones- y se espera llegar a los 57 millones en 2022, afirma Statista. Las empresas prefieren anunciarse por Internet (+8,8%) y los espectadores prefieren los contenidos a la carta pero, ojo, sin publicidad. De hecho, se calcula que, de poner anuncios, Netflix perdería un 57% de sus clientes.

Cada vez son menos los que se pelean por el mando a distancia y más los que se enzarzan en interminables discusiones para elegir qué película ver. Y es que el nivel de consumo actual es similar al de 2007, un dato que, visto lo visto, no va a crecer demasiado. Tal vez la televisión no está muerta, pero agoniza.