En horas, Reino Unido, aprovechándose de ese caos con patas que representa el presidente de la Generalitat, Quim Torra, impone cuarentena de 14 días en Londres a cualquier viajero procedente de España. No es que los españoles no pueden visitar Londres –pero con cuarentena-. Dado que no están por la labor, lo malo es que los ingleses que visitan España por el verano en discretos grupo de decenas de miles, se van a quedar en casa y no van a gastar en España.

No deja de tener gracia que sean los ingleses quienes nos exigencuarentena: es el único país que supera a España en muertos por Covid, en términos relativos, que es como hay que mirarlos y en términos comparables con países de nuestro entorno… que es como hay que comparar.

En estos momentos, la entrevista concedida por la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, al primer ministro de Gibraltar Fabián Picardo (“ha convertido a un alcalde en ministro”, sentenció, con razón, García Margallo) demuestra lo astutísima que es nuestra sectaria canciller.

Y lo peor: TUI, el mayor operador británico de turismo, cancela sus vuelos a España hasta el 9 de agosto. Si Boris Johnson quería hacer daño al turismo español, lo ha conseguido.

Pedro Sánchez no reindustrializa España mientras continúa acumulando deuda. Algún día habrá que despertar al enfermo anestesiado

Al igual que el primer ministro francés, Jean Castex, se ha cargado el turismo galo en Cataluña… alegando exactamente lo mismo: que las cifras y los zigzagueos de las autoridades españolas, en especial las catalanes permite sospechar que puede existir en España, de nuevo, transmisión comunitaria. En plata: que se ha despendolado otra vez la cuestión.

Aemás, no es verdad, pero escuchar al energúmeno de Quim Torra culpar a los españoles del Covid-19 o a la centrífuga de Ada Colau convertida en estrella de la lucha contra la pandemia no tranquiliza a nadie.

Conclusión, el turismo está fastidiado, la hostelería también. El sector servicios, en general agoniza.

Y todo ello podríamos superarlo si, al menos, España volviera de despertar en agricultura y, sobre todo, en industria. Es decir, si aprovecháramos el endeudamiento actual (inmenso) y los fondos europeos (mucho más reducidos a pesar de lo que nos cuentan) para crear empresas, públicas si fuera necesario, para reindustrializar España.

Pero Pedro Sánchez no reindustrializa España mientras continúa acumulando deuda. Algún día habrá que despertar al enfermo anestesiado, que es la imagen misma de la economía española: a través de ertes, subsidios ingresos mínimos, etc, el paciente sobrevive a los dolores: pero alguna vez habrá que arrebatarle la medicina.

Y en cualquier caso, la terapia no es buena: a quien no tiene dinero no le des limosna, dale un empleo.