Triunfador hasta el final. Francisco González se ha impuesto al todopoderoso Banco Central Europeo: su sucesor será Carlos Torres Vila, actual consejero delegado y hombre de su confianza. Torres ha sido elegido por unanimidad como el próximo presidente ejecutivo del segundo banco español.

Eso sí, se nombrará, como había ahora, un Ceo propuesto por Carlos Torres pero que deberán aprobar en Fráncfort (BCE)

El proceso se ha acelerado en las últimas 24 horas. Concretamente, desde que el Santander anunciara -martes por la tarde- el sorprendente nombramiento de Andrea Orcel como consejero delegado del grupo, en sustitución de José Antonio Álvarez. Por cierto, a Álvarez le pone al frente de Santander España, una división que lleva seis años perdiendo dinero.

FG vio la puerta abierta para ganarle el pulso al BCE: si Ana Botín puede nombrar a un banquero de inversión para dirigir el principal banco doméstico de Europa, ¿por qué no voy a poder imponer yo mi criterio y nombrar a Torres como presidente ejecutivo? No olviden que el mayor temor de un presidente saliente es que le levanten las alfombras o que el sucesor le haga una enmienda a la totalidad.

En el BCE querían a un chairman (Jaime Caruana) y a un primer ejecutivo (Carlos Torres)

Por cierto, todos estos nombramientos requieren el visto bueno del supervisor, esto es, del BCE. Y en Fráncfort querían el esquema anglosajón, para el que, incluso, tenían nombres propios: un chairman (Jaime Caruana) y un primer ejecutivo (Carlos Torres).

Daños colaterales del ascenso de Torres Vila: Jaime Caruana y José Manuel González-Páramo -sí, soñaban con el puesto- prepararán con tiempo su jubilación.

FG se retira con un ejercicio que será más fácil de cerrar que el de 2019

¡Ah! Y para tranquilizar al BCE, FG anuncia en el comunicado remitido este miércoles, que “durante el cuarto trimestre, el Consejo , la Comisión de Nombramientos y Carlos Torres Vila abordarán la selección del futuro consejero delegado”.

Y para concluir, un detalle: FG se retira con un ejercicio (2018) más fácil de cerrar que el de 2019. Para Torres queda, por ejemplo, afrontar el impacto en las cuentas de la crisis en Turquía. Casi nada. A lo mejor eso se lo deja al nuevo Ceo.