• La planta de Terrelavega, cerrada hace cinco año, elevará un 40% la producción de celulosa.
  • Sigue a la ampliación de capital de 11,7 millones y las inversiones para modernizar instalaciones.
  • Ahora bien, comienza a rodar con un 'periodo de gracia' en el que superará las emisiones contaminantes.
  • Sniace ha perdido más de un 60% de su valor en año medio: cotizaba a 0,52 euros, y ahora, tras subir más del 12%, a 0,22.
Sniace, que preside Blas Mezquita (en la imagen), es una excepción en el mercado continuo, este martes, con un avance del 12% -ha llegado al 20%, que sigue al anuncio de reinicio de producción de fibra de viscosa en la planta de Viscocel, en Torrelavega (Cantabria). Esa fábrica está paralizada desde 2013 y, según los cálculos de la empresa, espera aumentar un 40% el volumen de producción de celulosa. Es resultado de un inquietante proceso previo para salvar la empresa, que ha corrido un peligro real de liquidación por los compromisos del cierre del concurso de acreedores, con ampliación de capital incluida y el apoyo crecido de sus accionistas, los grupos de Félix Revuelta (Naturhouse) y Sabino García Vallina (TSK). El reinicio de la actividad, no obstante, ha estado supeditado a una compleja cuestión medioambiental con el Gobierno de Cantabria, por el efecto contaminante, a pesar de la modernización de las instalaciones de la que se hace eco también la empresa. Es el motivo que ha provocado el retraso en la reapertura, entre otras cosas porque parece inevitable que las emisiones superen los límites establecidos durante un periodo. Superada esa prueba, con un una venia temporal, Sniace podrá fabricar y vender unas 27.000 toneladas anuales de fibra, en sus diferentes especificaciones, y producir 35.000 toneladas de ligninas al año, que se venderán a Lignotech Ibérica (participada en un 60% por el Grupo Borregaard y en un 40% por el Grupo Sniace). También prevé duplicar la producción y venta de electricidad con un segunda turbina, hasta una potencia eléctrica de unos 90 megavatios. Rafael Esparza