La ministra de Trabajo, la podemita Yolanda Díaz, pertenece a ese nuevo colectivo de ministros Sánchez que se caracteriza por dos cosas:

1.No les gusta la creación de riqueza sino el reparto de la miseria… por que la reparten ellos. Estamos ante la figura del filántropo socialista.

2.Están convencidos de que la felicidad de los españoles depende del Gobierno.

Dos posiciones, sobre todo la última, a las que sólo se puede responder con el aforismo británico: ¡Curioso!

Se queja Antonio Garamendi (CEOE) de que es mucho. No, es poco, con 950 euros brutos no se alimenta a una familia

Y así, con una foto en la que figuran los dos grandes sindicatos -maquinarias de poder oxidadas por el tiempo-, y los dos hombres de CEOE y CEPYME, que no están oxidados, sencillamente porque no se han usado jamás, el gobierno Sánchez se apunta una gran victoria para “mejorar la vida de la gente” y reactivar el “diálogo social” que, naturalmente, la derecha había fusilado, según es propio.

Para aclarar ideas: subir el salario mínimo de 900 a 950 euros brutos (ojo, brutos) mensuales, por 14 pagas, a cambio de 40 horas de trabajo, no sólo no es una exageración, sino que se queda corto.

Se queda corto, no porque no alcance el 60% del salario medio español (en España terminó 2019, a falta de cifras definitivas entre los 1.900 y los 1950 euros brutos mensuales) sino porque con 950 euros brutos mensuales no se puede alimentar a una familia Y con dos SMI, el del padre y la madre, no se puede alimentar una familia numerosa… suponiendo que pueda haber familia numerosa si marido y mujer trabajan fuera de casa. Y, pequeño detalle, sin las familias numerosas España, cualquier país, está condenado a languidecer.

El salario mínimo de 950 euros brutos al mes por 14 pagas es escaso, debe subir más… pero, atención, debe estar exento del pago de cuotas sociales. Esta es la clave de bóveda. A un matrimonio joven con hijos, que debe pagar a una asistenta, le supone que las cuotas de esa empleada del hogar se aproxime a los 200 euros, cuando, en ocasiones, el esposo o la esposa no cobran muy por encima del SMI en su puesto de trabajo.

Unai Sordo (CCOO) se ha convertido en un gran embustero. Subir el SMI un 5,5% y, al tiempo, subir las cuotas otro tanto sí envía trabajadores a la economía sumergida

Es decir, que los más, recurren, o bien a no tener hijos… o bien a pasar a la empleada del hogar a la economía sumergida a pesar de sus intentos de ser ‘legales’.

Y así, se queja el presidente de la Patronal Garamendi de que es mucho la subida hasta los 950 euros. No, es poco. Aúnn debe subir más. Ahora bien, el salario mínimo debe estar exento del pago de cuotas sociales, exención que debería ampliarse a los salarios… no mínimos, pero sí bajos. Lo que le ocurre a los socialistas y a los comunistas del Gobierno es que les encanta aparecer como ‘papasnoeles’ que regalan dinero a la gente: lo que hacen es impedir que el empresario cree riqueza, boicotean que los jóvenes se dediquen a ser emprendedores con burocracia e impuestos sin fin y no saben hacer otra cosa que recaudar más con dos objetivos:

1.Repartir el dinero de los demás, es decir, el dinero público que consiguen con los impuestos que, como su mismo nombre indica, son una imposición.

2.Repartir la miseria, porque llega un momento en que los empresarios renuncian a serlo, hartos de la extorsión gubernamental. Es entonces cuando los socialistas reparten las migajas, o sea, la miseria.

Por otra parte, Unai Sordo (CCOO) se ha convertido en un gran embustero. Subir el SMI un 5.5% y, al tiempo, subir las cuotas otro tanto sí envía trabajadores a la economía sumergida. Los distintos servicios de estudios ha computado esta creación de paro (envío de trabajadores a la economía sumergida o a la lista de desempleo… o ambas cosas a la vez) entre 35.000 u 60.000 empleos perdidos tras la última subida del SMI del 22,5%

En definitiva, que suba el salario mínimo es bueno pero hemos perdido otra gran oportunidad para reducir impuestos laborales, sobre todo las cuotas, convertida en verdugos (perdón, Carmen Calvo, “verdugas”) del empleo.