A mí lo que más me cabrea no es que los islámicos recen arrodillados a su Dios en una calle de Barcelona. A mí lo que me cabrea es que no lo hagamos los católicos, que no nos atrevemos ni a santiguarnos en público. Los musulmanes no tienen miedo a rezar en la calle... porque creen en algo. Los católicos sí tienen miedo porque les falta amor.

El islam está invadiendo Europa. Sí, por las armas nunca pudieron, ahora lo hacen sobre nuestra lamentable tibieza

E insisto, el islam no es más que una caricatura externa del cristianismo, pero hay que respetar a los seguidores del Corán... al igual que hay que exigirles reciprocidad: estos musulmanes rezan en una calle de Barcelona, pero la simple posesión de una Biblia en Irán supone cárcel y quizás muerte. Por tanto, resultaría perfectamente justo no permitir a los musulmanes oficiar en público su fe mientras no permitan lo mismo en sus países... que no se permite en casi ninguno.

Es una constante propia de nuestra tibieza. En cierta ocasión, un musulmán respondía a las críticas cristianas contra la poligamia asegurando que nosotros ya vivimos la poligamia: el divorcio no es más que poligamia sucesiva.

El divorcio es poligamia sucesiva, aseguran los musulmanes. Y tienen razón

El islam está invadiendo Europa. Sí, por las armas nunca pudieron, así que han decidido aprovecharse de nuestra estupidez y nuestra tibieza para proceder a una invasión pacífica. Además, saben que el pensamiento único dominante, la progresía, defenderá sus derechos con tanto entusiasmo como vulnerará la libertad de los cristianos.

Exijamos reciprocidad. De esta forma, expandiríamos la libertad religiosa en el mundo: no es moco de pavo, pero no sé si la clase política española estará por la labor.