Se llama He Jiankui y es un científico chino de la muy artificial ciudad de Shenzhen. Presume de haber creado los primeros bebés genéticamente modificados del mundo, más resistentes –también presuntamente– al sida.

A ver si nos entendemos: no ha creado nada, ha utilizado material humano que ya estaba ahí, que ya había sido creado. El hombre no crea, produce.

Embriones producto de la fecundación ‘in vitro’, esa técnica que ha abierto la caja de Pandora

Segundo lugar: para lograr su modificación genética, el amigo He ha jugado a ser Dios, ha utilizado embriones humanos, es decir, seres humanos; personas sacadas de los embriones sobrantes de la fecundación asistida (sobre todo, la FIV) espantosa máquina de producir personas para ser congeladas.

La FIV se ha convertido en la caja de Pandora del siglo XXI y algunos se dedican a abrirla de continuo.

¿Cómo se puede destruir a siete personas para curar –presuntamente– a dos?

En tercer lugar, ha intervenido en la cadena de ADN del ser humano, lo que implica que, tras eliminar a siete seres humanos en etapa embrionaria –para presuntamente (no lo sabemos) cuidar a Dios– el amigo He acaba de abrir un nuevo capítulo en la historia de la infamia.

Pero claro, se trata de un científico. No hay que discutirle.

¿Cómo se puede destruir a siete personas para curar –presuntamente– a dos?