Singular la foto de Seat con su cúpula, el equipo de Luca de Meo, sobre una viga, en pleno centro de Barcelona, simulando la imagen emblemática tomada por Charles C. Ebbets durante la construcción del edificio RCA, en el Rockfeller Center de Nueva York. Ha sido la excusa fotográfica del fabricante, en fin, para explicar el “año excepcional” que cierra.

En un comunicado da 18 razones para celebrar el año, aunque sobresalen el récord de ventas y resultados financieros y la internacionalización de la marca, presente en más de 80 países. Tiene ya proyectos estratégicos en China, donde se ha incorporado a la joint venture JAC Volkswagen y Argelia, con una planta en la que ensambla los modelos Arona, León, Ateca e Ibiza.

La filial de Volkswagen, que cerró 2017 con un beneficio récord de 281 millones y unas ventas de 470.000 vehículos, ha superado en noviembre esa cota, con la entrega de 492.300 coches. Además, ha traspasado en 25 años, como recordó recientemente, los 10 millones de automóviles fabricados en la planta de Martorell.

Es el mismo año en el que ha creado Cupra, la primera submarca de la compañía, ha presentado su primer SUV, el Seat Arona TGI, y ha lanzado el nuevo modelo Tarraco.