La portavoz socialista en el Congreso, Adriana Lastra, se lanzó a la yugular de Vox, mientras les equiparaba con los proetarras de Bildu. Por el acuerdo con el PP y Ciudadanos en Andalucía, claro. Según Lastra, el Gobierno de Juan Manuel Moreno va dejar desamparadas a las mujeres víctimas de la violencia doméstica, va a fomentar los delitos de odio y va a promocionar los delitos de odio contra los gays. Todo mentira.

Nada de eso tiene nada que ver con la realidad. Se trata de una grandísima bola, como las que lanza la actual vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, maestra de ceremonias de histérico feminismo militante.

Y diputadas socialistas como Carmen Calvo o Adriana Lastra medran en política gracias a ese embuste de la persecución obsesa del varón contra la mujer 

Y es que Sánchez necesita estas ministras-icono. Necesita de mujeres como Carmen Calvo y Adriana Lastra porque se dispone a formar su primer Ejecutivo ganado en las urnas con la gran mentira feminista, apoyado en dogmas falsos como el expresado el jueves por Lastra: los maltratadores se ensañan con la mujer por el sólo hecho de ser mujer. Y uno no sabe cómo se pueden creer esa bola cuando muchos de los maltratadores que asesinan a sus parejas se suicidan a renglón seguido. Más parece fruto de la desesperación que del odio.

Y todo el entramado penal creado contra el varón –con la aquiescencia de todos los tontos ‘feministos’- y que no admite disenso alguno, está montado sobre esa y otras mentiras feminista.

Vox se quedó corto en Andalucía. Sólo pretende reducir las subvenciones a grupos feministas que viven gracias a la mentira: no va al fondo de la cuestión

Sencillamente, lo que ocurre es que cuando la pareja se rompe y el odio sustituye al amor, cada sexo utiliza sus mejores armas. El varón, la fuerza bruta, mucho más visible. En violencia física, la mujer casi siempre lleva las de perder. En otro tipo de violencias, es la mujer quien puede, y suele, llevar la delantera al varón.

En definitiva, quien quiere acabar con la violencia de género haría bien en luchar por la ‘estabilidad’ de la familia natural, basada en la donación mutua, que es lo que está en crisis.

Y así, Vox, en Andalucía, no ha ido al fondo de la cuestión, que es el antedicho. Se ha quedado cortísimo. Sólo pretende que no se done dinero público, dinero de todos los andaluces, a feministas caraduras, del tipo Infancia Libre (esa no sólo andaluza), que han emprendido una guerra de sexos que pagan, los primeros, sus propios hijos. No Vox, el ultramachista y ultrafascista, según la embustera Adriana Lastra y según la embustera Carmen Calvo, ni tan siquiera ha ido en Andalucía al fondo de la cuestión. Y aún así…

Aún así, Pedro Sánchez necesita que su neosocialismo sin ideas cabalgue sobre grandes mentiras, como es la ideología de género o un cambio climático que nadie es capaz de ponderar en sus justos términos. Necesitaba una ideología y el hombre se ha acogido a lo que tenía más a mano. Que es algo parecido a decir que España vive sobre la mentira o sobre una propaganda mentirosa de la progresía. Pero no se preocupen, saldremos adelante.