Sesión de control al Gobierno en el Senado, en vísperas de que se vote, el miércoles en el Congreso, la cuarta prórroga del estado de alarma. Sánchez en estado puro, esto es, prepotente y mentiroso, y un pelín cursi. El presidente está encantadísimo de haberse conocido. Se nota.

Don Pedro saca toda su artillería -que no es mucha, la verdad- para que el PP apoye extender el arresto domiciliario de los españoles otros quince días, y repite las mismas ideas una y otra vez, aunque sean bulos.

“La medida que está frenando las muertes y el contagio es el confinamiento, la reducción de la movilidad”, asegura Sánchez, para luego chantajear al discrepante: “El único instrumento que permite salvar vidas (…) es la prórroga del estado de alarma”. Y esto lo dice sin pestañear y después de 52 días de arresto domiciliario y más de 41.000 muertos. España sigue siendo el país del mundo con más fallecidos y más contagiados por millón de habitantes, y el que tiene más sanitarios infectados por número de sanitarios. “El confinamiento ha funcionado”, claro que sí, señor presidente, pero no para salvar vidas.

Luego viene lo del plan de desescalada o cómo permitir que los ciudadanos salgan a la calle pero no demasiado, que en cualquier momento pueden organizar una manifestación y eso es algo muy insolidario. Habla entonces de “prudencia y esperanza”. Prudencia para que no haya rebrotes, y esperanza, que, según el presidente, “estamos viendo en muchos menores de 14 años”. ¡Qué bonito!

No hay alternativa: o Sánchez o el caos. Y Lorena Roldán, de Ciudadanos, le pone en evidencia: “Usted tiene que tener un plan B, un plan C y todo lo que haga falta para proteger a los españoles”. Sánchez repite la misma idea -este chico no tiene muchas-: “El confinamiento ha funcionado” y el único instrumento para garantizar la contención del virus es el estado de alarma. “No hay otra alternativa”, insiste.

Por cierto, ya sabemos cómo será la salida de la crisis económica o, mejor, cómo no será. ¿Recuerdan la crisis de 2008? Pues esa es la última mentira. La consigna es clara: no podemos salir de esta como de la crisis de 2008, cuando el PP tomó medidas injustas y rescató a la banca mientras dejó en la estacada a los más vulnerables. Propaganda pura y dura, que va calando. Para empezar, quien estaba en La Moncloa en 2008 era Zapatero, del PSOE, y Rajoy no fue presidente hasta finales de 2011. Tres años de crisis en los que ZP no sólo no hizo nada para sacarnos, sino que profundizó en el tema hasta niveles desconocidos hasta ahora. Y, por cierto, el rescate no fue a la banca en general, sino a unas cuantas entidades que, sinceramente, mejor hubiera sido dejarlas caer. Pero esa es otra historia.

En cualquier caso, prepárense, porque la receta de don Pedro para afrontar la crisis da miedo: "Es evidente que vamos a tener que dar un salto de deuda pública enorme", asegura orgulloso. Y para rematar, nos da un dato sobrecogedor: "El Gobierno de España está sosteniendo la renta del 31% de la población ocupada de este país". Lo que oculta el presidente es que el culpable de que eso esté ocurriendo es él.