El cardenal arzobispo de Madrid Carlos Osoro suspendió la Eucaristía de las Familias, que su antecesor, Antonio Rouco, oficiaba en Madrid cada último domingo del año, por la Festividad de la Sagrada Familia.

Osoro lo convirtió en una celebración intramuros, en la Almudena, y creo que fue un error. Porque hace 50 años a los católicos había que pedirles discreción: que rezaran en sus aposentos. Hoy yo les aconsejaría lo contrario, hasta llegar al exhibicionismo. Y esto porque el Nuevo Orden Mundial (NOM) pretende recluirnos en el interior, no ya de los templos, sino de nuestra conciencia. Si eres cristiano que no se note, campeón.

En 2019 más que nunca porque estoy un poquito harto de escuchar eso de la crisis de la familia. No porque sea falso, sino porque es cierto. En España el número de divorcios no deja de aproximarse al de matrimonios y el número de hijos por parejas está en mínimos históricos. Ahora bien, ¿por  qué la familia, como decía Chesterton, es una célula de resistencia a la opresión? Sencillo, porque la familia es el único lugar, si funciona bien (la familia, importante institución pero de difícil gobierno) a la persona se le trata por lo que es y no por lo que aporta. El espíritu jurídico, de contraprestación -tanto aportas tanto vales-, comienza en el umbral del hogar, la casa… hacia afuera.

El obispo Carlos Osoro, debería volver a la Eucaristía de Rouco por las familias: en plena calle

Además, la familia es una red ante la crisis. Con la reciente recesión económica de 2007 lo hemos visto, ¿Qué hubiera sido de muchos españoles sin el soporte familiar, con unos sosteniendo a los otros? No es el Estado el que ayuda -debería ayudar- a la familia, siempre es la familia quien ayuda al Estado.

Ahora bien, ¿de qué familia hablamos? Pues de la familia que ahora los cantamañanas de la progresía llaman tradicional, y que no es más que la familia natural o familia cristiana. Un señor y un señora que se comprometen para siempre y abiertos a los hijos que vengan. Porque sólo en ese lazo, que mira a la permanencia, no a la transitoriedad, puede hablarse

Porque claro, una familia sin hijos, salvo por necesidad, está coja. Y sólo con la entrega de los esposos y con la entrega a los hijos se consolida esa célula de resistencia para la libertad y contra la opresión.

Al cristiano de ayer había que pedirle discreción: al de hoy, exhibicionismo

Vamos que si usted se queda sin trabajo podrá acudir a su esposo, a su esposa, a sus padres… pero no al vecino, porque también él necesita su salario para su familia.

Así que la familia bien vale una misa. A pleno sol.